«¿Qué pasa cuando uno deja de ser el más joven de su entorno?»

Tomarse la última copa es lo mismo que seguir bebiendo como soporte para un alarde de sinceridad en el que caben todo tipo de confesiones y de las que después, bien amanecidos, repasar mentalmente si es que puede recordarse, qué o por qué se habló de lo que se habló, es lo más parecido a un sincericidio. Uno entre cuatro personas, cuatro amigos que concluyen que han perdido la gracia.