“Te pedimos, Señor nuestro y Dios de nuestros padres, que dirijas nuestros pasos y nos guíes para que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino. Sálvanos del enemigo que nos acosa, del bandolero que nos asedia, de las bestias salvajes y de toda clase de calamidades que por el camino nos puedan sobrevenir. Bendito seas, Dios de Israel, tú que escuchas nuestra plegaria”.