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«Este niño que quiere que el padre lo mire, ese soy yo. Nunca me sentí mirado por mi padre. Si no te miran, no existes»

«Este niño que quiere que el padre lo mire, ese soy yo. Nunca me sentí mirado por mi padre. Si no te miran, no existes»

"El día que mi hermana quiso volar" Alejandro Palomas (Nube de tinta)

domingo 17 de noviembre de 2024, 10:35h
"No sé por qué escribí este libro, pero sí que surgió de soñar que vuelo y no lo consigo del todo"

Rosa pasa página se ha citado con Alejandro Palomas para hablar de su último libro publicado: “El día que mi hermana quiso volar”, la entrevista, se volvió una charla profunda e interesante, donde el escritor reconoce que este libro surgió de un sueño recurrente del que le gustaría fuera una realidad: ¡¡¡Volar!!!

“Cuidado con lo que preguntáis porque es exactamente lo que nos define como seres humanos”

“Cuando volví a mirar al doctor, me fijé en que encima de su hombro había una ventana. Estaba cerrada y afuera llovía. Enseguida volvió el chapoteo raro y también el sueño, como si todo empezara a pesar, pero al mismo tiempo en mi cabeza flotara. Entonces, me di cuenta de que seguramente, no le había hecho mi pregunta en voz alta, la de qué pasa cuando se muere un mellizo".

P.—Eva, quiso volar un buen día y desde ese momento todo en el mundo de Elio, lo ocupa el silencio. No hay más ruido que el propio silencio. No hay más verdad en la pregunta de un niño que en cualquiera de las respuestas.

R.—Eso es algo que además siempre digo cuando voy a encuentros con adolescentes, a institutos, etc. Siempre se lo digo. Tened cuidado con lo que preguntáis, porque es exactamente lo que nos define como seres humanos.

Dónde va nuestra curiosidad. No lo que respondemos, porque cuando respondemos podemos dar mil versiones. Pero la pregunta es nuestra curiosidad. Ahí está nuestra verdad, nuestra forma de mirar el mundo: qué nos interesa y qué nos interesa tanto como para preguntar y querer saber más sobre eso, es así como nos presentamos al mundo. Y todavía, parece que nadie se está dando cuenta de ello.

P.—¿Qué puedes decirme del título del libro?

R.—El título del libro costó mucho. Primero porque yo no soy de títulos largos. Yo quería un título como los míos. Y yo tenía títulos como los míos para esto, pero no quisieron. Ahí fui yo muy niño porque me dejé guiar. Pero luché mucho para que el título fuera como los míos y al final no salió.

Y creo que fue un acierto, porque quería también que esta historia se desmarcara un poco del resto de mis historias. Tengo un problema con mis títulos, que son muy míos, pero a la vez confunden mucho a la gente. Y esta vez es una historia muy especial, muy particular, en un universo muy determinado, con una familia muy determinada, en un sello muy determinado,

Entonces les dije, vale, vamos a jugar con vuestra cubierta y con vuestro título, que no es ni mi cubierta ni mi título, pero voy a confiar, cosa que yo hago poco, yo soy muy poco confiado, normalmente yo lo decidido todo. Y en este caso pensé, bueno, si vamos a ser adolescentes, vamos a serlo.

P.—Elio decide no hablar, ha vivido un trauma muy grande.

R.—Y la primera pregunta que yo me haría es ¿por qué decide no hablar? , es verdad que viene de un trauma muy pesado, pero también hay una decisión.

Tiene miedo de que hablar signifique mover una pieza de este rompecabezas que acaba de quedar un poco desordenado y que el rompecabezas se desordene del todo. Entonces lo que hace ese niño es proteger la unidad familiar, proteger a todas las fragilidades que han quedado sueltas. Es el más adulto de todos ellos, y eso me fascina que lo que pensamos que es; no es.

P.—Elio siempre aparece en un segundo plano, tiene una hermana súper dotada y en realidad él, es el más inteligente de los dos.

R.—Totalmente, Elio es el más inteligente y el más fuerte de los dos. Son esas cosas de la condición humana, que a mí es lo que me hace vivir, y me hace seguir sintiendo curiosidad, que me sigan sorprendiendo a pesar de mis prejuicios.

Elio es uno de esos casos, es el niño que parece como el más lento, en realidad es el más cauto, es el más inteligente, porque es inteligencia de vida y de supervivencia. Y Eva es el sufrimiento, es llaga constante. Y él es el que la protegía cuando parece que sea al revés.

P.—¿Por eso él decide no hablar, porque en el fondo él siente que ha fallado?

R.—Exacto. Él llega a esta consulta habiendo fallado y no sabe cómo explicárselo a sí mismo, por eso no habla.

P.—El bullying que sufre Elio y la sobreprotección de Eva, cuando él ni siquiera se lo ha pedido, no le han dado la oportunidad de demostrar si él puede o no.

R.—Eva siempre está allí, eligiendo por él, decidiendo por él, como llevándole la vida. Él quiere también ser él. Por eso se llama Elio.

Porque es él. Y él está constantemente diciendo ¿Y yo dónde estoy? ¿En este microcosmos dónde estoy? ¿Por qué mi voz no suena aquí?

Bueno, pues ahora no va a sonar. Ahora veréis cómo la vais a echar en falta. Ahora veréis lo que es mi voz, porque ahora ya no está.

P.—“Cuando papá está hablando de nosotros dice: Eva y Elio y no al revés, eso para mí dice cosas aunque ellos digan que no"

R.—Yo me pongo mucho en el lugar de Elio y yo pensaría, pero este hombre por qué no me mira, porque en realidad este padre no lo mira. Solo tiene capacidad para ver a Eva. Porque él se proyecta en esta niña. Todas sus grandes fantasías. Cosa que hacen mucho los padres. En su campeona. Y él está como reclamando.

Este niño que quiere que el padre lo mire, ese soy yo. Y el padre que no lo mira, ese soy yo. Nunca me sentí mirado por mi padre. Entonces yo siempre esperaba en algún momento que, después de mis hermanas, yo era el pequeño, que me llegara algo de esa mirada, pero siempre se quedaba en la mediana, nunca bajaba.

P.—¿Cuánto duele esa falta de mirada?

R.—Es terrible no sentirte mirado. Porque por lo menos si te miran, estás. Te sientes visto, con lo cual existes. Pero si no te miran no existes para alguien y alguien tan importante como es tu padre. Porque cuando tú eres pequeño, lo único para lo que vives es para sentirte querido por tus padres nada más.

P.—Todo principio encierra su propio principio, por ejemplo soñar que vuelas.

—Yo sueño mucho, qué vuelo. (Alejandro)

—Yo también. Es una pasada. Empiezas a correr, a mover los brazos. Ese es mi sueño. Y a veces hay oscuridad, y a veces veo que me voy a caer y pido auxilio, y otras veces aterrizo divinamente. (Rosa)

—A mí eso no me pasa. A mí lo que me pasa es que yo aleteo y siempre con mucho esfuerzo, siempre estoy a punto de volar y termino los sueños agotado y me despierto. (Alejandro).

P.—¿Cuéntame cómo escribes?

R.—Confío mucho en mi subconsciente. Y creo que todo esto son personas que viven dentro de un libro, sin personajes. Ellos ahí; viven dentro. Y yo los descubro. Yo abro la cubierta, entonces los escucho y los voy dando vida, los voy transcribiendo.

Yo no escribo, yo transcribo. A mí me encanta eso, porque además escribo con los ojos cerrados y tengo que estar escuchando y tomando nota.

P.—¿Qué ocurre cuando un personaje te quiere hablar al mismo tiempo que el otro, le dices que se espere?

R.—Sí, uno le dice al otro que se calle que le toca a él hablar.

P.—¿ Eva y Elio nacieron de dos voces que te hablaban?

R.—Sí, sí, nacieron de dos voces. Y, ahora que lo pienso, esto es curioso porque la voz de Eva en realidad es la voz masculina. Y la voz de Elio es la femenina. La voz de Elio es mucho más dulce, mucho más grave. Y la voz de Eva tiene otro pulmón distinto. Más exigente y mucho más seca, mucho más grave, más distinta y con mucha rabia.

P.—Eva tiene mucha rabia y quiere ser siempre la mejor, tiene que ser 10.

R.—Si no es número 10, si no va a alcanzar esa meta, no hay otra meta que quiera alcanzar. Pero eso soy yo. Bueno, Eva es una niña con altas capacidades, yo era un niño así, con altas capacidades y eso es infernal, para mí fue infernal.

P.—¿Quién es Sole?

R.—La abuela, y es psiquiatra. Yo necesitaba una psiquiatra que fuera ex-psiquiatra. Que no termina de estar desarrollada, pero que viera la psiquiatría desde el final. Tiene muchos libros. Ella tiene libros, como si fueran cadáveres. Pero que para Eva son la fuente de conocimiento. Y son la fuente en que ella va a encontrar la respuesta a sus matemáticas. Y lo que está reservado a los adultos. Yo además soy muy enemigo de eso de que hay conocimiento reservado a adultos y reservado a niños. El conocimiento tiene que estar ahí y tú eliges lo que tú quieras.

Y ese es el problema que tenemos actualmente en este momento, en este país, con los adolescentes, con la salud mental, que hemos conseguido una especie de arco en el que hemos envuelto a los adolescentes y los hemos puesto aquello de generación de cristal.

Queremos protegerlos y generamos intolerancia a la frustración. Porque no les dejamos hacer nada. Y ellos tienen una curiosidad brutal. Quieren saber, quieren probar, quieren moverse. Quieren equivocarse.

P.—¿Cómo es la conexión entre los mellizos?

La conexión es brutal. Eso tiene una parte maravillosa y una parte que no lo es tanto. Y es que formas parte de una unidad, y tú sabes que formas parte de una unidad. Y cuando una de las dos partes desaparece, muere, sigues sintiéndolo como cuando te amputan un brazo o una pierna que sigues sintiendo que la tienes, que está.

Con lo cual, no se te muere una hermana, o un hermano se te muere la mitad.

P.—¿Viene bien una buena llorera de vez en cuando? Porque me has hecho llorar.

R.—Yo soy especialista en hacer llorar.

P.—Porque previamente has provocado cariño, amor, afecto, preocupación, romper ese silencio.

R.—Yo te tengo que envolver y te tengo que atraer. Te tengo que meter dentro de esta familia y tienes que ser parte. Y tienes que estar dentro y tienes que quererlos y tienes que odiarlos y tienes que preguntarles. Y tienes que implicarte, yo no quiero un lector que esté fuera de un libro mío, yo quiero que tú y yo nos metamos aquí de la mano y nos vamos de viaje…y vamos a salir de aquí vivos pero sabremos diferentes, con una reorganización emocional distinta. Eso mismo es lo que yo le pido a un libro cuando lo leo.

Lo que quiero proponer siempre en todos mis libros, es que siempre haya un plan B. Aunque no lo veamos, que es la mayor parte de las veces, cuando estamos en una situación x, siempre hay un plan B. Lo único que no tiene un plan B es la muerte.

P.—No sabes por qué has escrito este libro. Pero quizás sí sepas cómo surgió.

R.--Surgió de por qué sueño que vuelo y no lo consigo del todo.

Entrevista: Rosa pasa página

Editor de imagen y sonido: Manuel Muñoz

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