En Chilcombe se mantiene una mansión desgastada y deslucida por el paso del tiempo. En ella viven unos padres pocos responsables, un tropel de sirvientes de frágil memoria y los niños Seagrave. La pequeña Cristabel capitanea una tribu mientras crece al son de lecturas, clases de francés y escuchar a hurtadillas a los mayores. El teatro como representación de su crecimiento y aprendizaje de la vida…casi siempre imaginaria.