Una mujer escribe cuando puede. En una de las sillas que rodean la mesa de la cocina mientras se termina de cocer el guiso en el puchero, también al calor de un brasero en la camilla con unos calcetines a medio zurcir sobre el regazo. La necesidad de escribir y la incapacidad cuando una mujer, sostiene a un bebé, y no tiene libre sus manos. Muchas veces una mujer escribe tan solo con el pensamiento y si es capaz de recordarlo más tarde, quizás algún día podrá hacer algo con ello.