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«En las guerras, el guerrero, el soldado, incluso el político no ve al niño, ve al guerrero del mañana. Si yo mato al niño, si lo mutilo mañana no podrá defenderse»
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«En las guerras, el guerrero, el soldado, incluso el político no ve al niño, ve al guerrero del mañana. Si yo mato al niño, si lo mutilo mañana no podrá defenderse»

"Los niños de Winton" Fabiano Massimi (ed.Seix Barral)

miércoles 22 de noviembre de 2023, 18:51h

"Siempre hay guerras pero también hay paz. No se puede salvar a todo el mundo pero sí se puede salvar a alguien"

El tren fue ganando velocidad en cuanto estuvo en las afueras de Praga. Para muchos era su primer viaje sin sus familias y todo resultaba tan nuevo que ya no estaban en la vida que habían quedado atrás. En las madres y los padres de esos niños de corta edad que les habían acompañado a la estación, con seguridad fingida, entregando a sus hijos a desconocidos. Niños que al final del día verían posiblemente el mar.

—En 1938 corre el terror de una inminente guerra y la sombra de Hitler desciende por Checoslovaquia. Nicholaus Winton decide implicarse en salvar niños judíos. ¿Pero qué le lleva a hacer eso?

Es uno de los dos misterios que tiene la figura de Nicholas Winton. El primero, qué es lo que empuja a un señor de 30 años que trabaja en la agencia de bolsa, que tiene una vida bonita, que no conoce a nadie ni en Checoslovaquia, ni en Praga, qué es lo que le empuja a digamos a dar una respuesta humanitaria dejándolo todo e ir digamos a una ciudad peligrosa, arriesgando todo lo que tiene y poniéndolo al servicio de unos desconocidos ¿qué es lo que le empuja a ello?

La historia de Winton es absolutamente increíble. En 1938-39 salvó 669 niños y luego vuelve a Inglaterra y ni siquiera es capaz de contráselo a su mujer, su esposa y se calla se hubiera callado por siempre y quizás pues pensaba que se podía morir sin contar la historia. Su esposa que un día sube al desván para arreglarlo un poco y efectivamente después de tantos años, se encuentra con documentos, las cartas de su marido, unas fotos de unos niños, un listado de nombres y también las esvásticas quién sabe lo que podría haber pensado esta mujer entonces se coge todo ello, se lo baja a su esposo y le pregunta ¿qué es esto?

Y él le contesta: pues se me olvidó decirte que antaño salvé a 669 niños. Es una historia que es imposible de creer e imposible de inventar pero que es totalmente real.

Hay un video en el que la cara de Winton lo dice todo cuando en un acto ve a personas que están entre el público y le dicen que esas personas son los niños que él salvo 50 años antes.

Entonces era un viaje de solo ida, el suyo, y tan solo ellos se salvaron, y por lo tanto Winton tenía razón. Había que salvarlos, ellos; los niños, lo consiguieron, sus familias, no.

Pero antes de meter a sus niños en el tren, había dos requisitos.

En Inglaterra tenía que haber una familia que quisiese acogerlos porque el gobierno evidentemente no estaba dispuesto a gastarse nada por estos niños y por lo tanto el niño cuando salía de Praga tenía que llevar consigo 50 libras esterlinas.

Por lo tanto, Winton y sus socios, Doreen Warriner y Trevor Chadwick, es decir, los ángeles de Praga, tenían que conseguir primero el visado de Checoslovakia, el visado inglés, tenían que encontrar una familia y luego encontrar el dinero también. Y todo eso lo tienen que hacer ellos solitos y tan solo el pueblo les podía ayudar; ellos también son héroes.

--Trevor Chadwick es un maestro de primaria, cuando vio la emergencia en Praga, y le contó a su padre la impotencia que sentía, este le invitó a que se fuera a Praga y eligiese dos niños a los que salvar, pero ¿cómo se puede elegir a dos niños?

Pues sí, viaja a Praga y coge a dos niños, no sabemos cómo, los lleva a Inglaterra pero a esas alturas ya no puede conciliar el sueño por la noche porque sí, ha salvado a dos niños pero vio a los otros miles de niños que había y pensó que quizás no era un gran maestro pero sí tiene un corazón grande y decide volver a Praga y se pone a luchar él mismo contra la Gestapo y falsificar los sellos es decir que él preparó la merienda para los niños en el tren y llevó a cabo su hazaña, luego vuelve a su casa, deja a su mujer, a su esposa, se va a vivir a otro lado, abandona a sus hijos, es algo realmente raro.

--Petra Lindert, que tiene una vida propia un poco difícil. Petra Lindert no es su nombre verdadero. Ella lo perdió todo cuando los nazis invadieron Checoslovaquia y es quien relata la historia.

Ella dice, yo hablo en primera persona. El lector cuando lee la novela dice, yo... Pues se pone en su papel, en su pellejo. Por lo tanto se pone en su posición y no sabe cómo terminará la historia y por lo tanto tiene que tomar unas decisiones y puede también cometer errores. Esto es lo que a mí me importaba porque si no, no se puede entender.

—En los tiempos difíciles el pueblo se refugia en las historias, la niña de la sal que aparece tras ponerse el sol y antes del amanecer y vende un contenido en una bolsita azul.

La niña de la sal es un misterio, todos los personajes dan un con ella e intentan ver de donde viene, quién es, quieren salvarla. Ella es la única niña de todo Praga que no quiere que se la salve y por tanto ella se convierte en la niña que todo el mundo quiere salvar o sea ella se convierte en todos los niños, digamos que es quien cuenta la historia y es quien ha perdido todo nada más empezar.

—Y yo me sitúo ahora mismo en Israel y Palestina y pienso en tantas familias de un lado o de otro que están en la misma situación que este personaje, ¿Cómo lo ves? ¿Cómo lo escribirías?

Si tuviera que escribir una historia sobre este conflicto podría escribir la historia de un relato de un grupo de niños israelíes y palestinos que forman un grupo, una banda, y que ellos mismos intentarán salvar a otros niños israelíes y otros niños palestinos.

Porque cuando hay una guerra, y hay muchas guerras, los primeros que sufren son los niños pues se ven afectados por dos razones. El primero es que si yo golpeo a los niños pongo de rodilla a los adultos y eso es absolutamente terrible, el otro es que el guerrero, el soldado, incluso el político no ve al niño, ve al guerrero del mañana. Si yo mato al niño, si lo mutilo mañana no podrá defenderse»

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