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«Quienes buscan la pureza de algo, lo llamen naturaleza o humanidad, nunca podrán disfrutar a fondo de lo que se cuece y se pudre en un delta; de los obsequios del fructífero fango»

«Quienes buscan la pureza de algo, lo llamen naturaleza o humanidad, nunca podrán disfrutar a fondo de lo que se cuece y se pudre en un delta; de los obsequios del fructífero fango»

"Delta" Gabi Martínez (ed.Seix Barral)

domingo 26 de noviembre de 2023, 11:08h
"Todo aquello que es margen, que vemos como algo que no importa, resulta que es donde está fertilizando el futuro"

¡Esta noche dormiré solo en Buda! . Aunque hubo un tiempo en el que hasta setenta familias compartieron la isla.

El agua lame suave la arena del puntiagudo saliente del delta, a unos doscientos metros de la casa de la Pantena. Es la isla de Buda. sentir, ver, escuchar o leer las cuatro estaciones con la música, no de Vivaldi, sino de la propia vida.

--¿Sería la primera de las zonas que se vería inundada?

Sí, de hecho ese es uno de los motivos por los que me instalo allí. Dicen que sería uno de los primeros lugares donde puede haber refugiados climáticos en Europa.

De todas maneras, precisamente la parte que tiene ese punto de pérdida, también porque el libro habla de finales, un delta es un final, en este caso sería de un río, también es el principio de otra cosa tan grande e impresionante como es el mar. Pero aunque hay ese punto de tristeza, también he querido subrayar mucho la idea de diálogo, de que, aunque esto pueda ser un final, hay muchas otras, muchos otros deltas, muchos otros espacios, naturalezas, que vale la pena descender y encontrar soluciones para conservarlos.

La formación de deltas y la retirada de deltas es algo más o menos normal en el mundo. Lo que ocurre aquí es que se están acelerando los procesos, en este caso de pérdida, porque por ejemplo el Ebro es uno de los ríos más intervenidos del mundo. Eso quiere decir que en varios cursos del río arriba, pues te encuentras con que, por ejemplo, los embalses están impidiendo que los sedimentos que deberían bajar lo hicieran.

De tal manera que tienes sedimentos bloqueando pueblos a medio curso, que están apestando a las personas que están allí, porque de repente, al no bajar, se acumulan y crean podredumbre, y luego esos sedimentos que sí que se necesitarían en la desembocadura, no llegan. Entonces estas son situaciones que deberíamos solucionar.

—“Delta", es la primera vez que me encuentro con esta palabra, “liternatura”. Que ya contabas en otro de tus libros sobre tus orígenes, tu madre en la Siberia extremeña.

En esta liternatura, vamos a ver personajes que tú has creado, pero que bien podrían haber existido como es el caso de Mateo Gallart, posiblemente el primer ecologista, el que lleva dando una voz de alarma hace mucho tiempo, pero no se le hace caso.

Lo de Liternatura, lo de mi madre, esto también tiene que ver con el origen. El libro anterior yo había escrito sobre mi estancia en la Siberia extremeña, allí pasé prácticamente un año con pastores y era un territorio muy vinculado al espacio sentimental de mi madre.

Después de aquello, sobre lo que quería escribir tambien, sin duda, era sobre lo que a mí me había formado como persona, que es el mar, y la luz. Mi padre también. Fue pintor, pintaba paredes. Yo estuve trabajando hasta los 16 años con él y nos íbamos juntos a pintar y algo que me impresionó siempre fue cómo él utilizaba el color y la luz para que ese color, en distintos momentos del día, iluminara los lugares, las habitaciones, las casas. donde él pintaba.

Esa idea de la luz en el Delta está perfectamente plasmada y por eso ese espacio.

Mateo Gallart, tiene un trasunto real en otra persona, fue muy importante porque él es como un gran agricultor del arroz que cuando descubrí que existía esta casa tenía que pasar por él, porque él tenía que darme el permiso para instalarme. Entonces, cuando le expliqué un poco cuál era mi idea de vivir en la última casa antes del mar, me dijo, ¿cuánto tiempo quieres pasar? Y yo, por prudencia, le dije tres meses. Y me parece estupendo pero tendrás que quedarte un año. Y dije, pues vamos allá.

Lo que tiene Mateo es que, claro, por un lado, él quiere mantener el negocio, el cultivo de arroz.

Y claro, su familia lleva un siglo allí y luego hay otra gente que lleva mucho más. Y es una persona que siempre está buscando soluciones, que comentábamos antes. De tal manera que él también ve que esa situación del delta sin sedimentos no es natural, porque cuando a él le dicen que tiene que resignarse a perder su espacio porque viene el mar y no hay nada que hacer, él dice sí, no hay nada que hacer, pero los que han impedido que existan los sedimentos que pararían al mar no están haciendo que el río fluya de manera natural, también es algo artificial, de tal manera que actúa en este caso pues precisamente para defender que todo transcurra de la manera más natural posible, por ejemplo, que los sedimentos puedan bajar al río.

Y luego tiene también una serie de situaciones en las que a veces es más ecologista y otras veces, igual no tanto. Y esa contradicción creo que es muy importante en el libro, no solo con él, sino también con otros personajes.

—Evidenciar esas tensiones que hacen que tú como lectora digas, bueno, ¿hasta qué punto estoy o no estoy de acuerdo con este personaje o con esta persona y con aquella otra?

—Simona, la capataz. Hay un pequeño detalle en el que tú estás con la bicicleta y te encuentras con ella, más o menos, y te dice que no circules por ahí, porque la rueda va a marcar un surco. Claro, si comparamos el vehículo en el que va ella con la bicicleta, resulta chocante, ¿no? Porque evidentemente tu marca va a ser infinitamente inferior. Ella que quiere que vengan turistas, por ejemplo, porque dejan dinero y, además aciertas a decir, es que tiene que haber un equilibrio, pero claro, ¿cómo encuentras ese equilibrio?

Bueno, Simona es un representante del poder. Es una subalterna, porque en realidad ella se supone que lo que está haciendo es ejecutar los deseos y las órdenes de otra persona, las que le han dado tanta libertad, que se convierte en un cacique. Y piensa que los flamencos les van a patear el cultivo, y eso va a acabar con ellos.

Y luego dicen: lo que atrae a los turistas, que son precisamente esos flamencos, así preciosos, rosas y tal, es que a nosotros nos hace daño.

Y además, y volvemos de nuevo a otra de las contradicciones, de acuerdo que en un delta tiene que haber flamencos, pero es que aquí se promueve la existencia de esos animales porque traen turistas, de tal manera que existen en una cantidad desproporcionada, y ahí está el desequilibrio.

Lo que ocasiona es la interacción entre ellos, cómo afectan las acciones de unos y de otros.

—Y aquí miramos las desventajas, por ejemplo, del monocultivo.

Si tú haces un monocultivo, no solamente vas a liquidar cualquier otro tipo de vida alrededor y en poco tiempo no vas a poder cultivar nada más que eso. Y si tienes un problema con eso, ¿qué va a pasar? Porque después, ¿qué vas a cultivar si no tienes una tierra fecunda y preparada para llevar adelante otro tipo de cultivos?

—Y ahí vamos a la parte de agua, hablando de agua. Y la liternatura, que aquí hemos encontrado esa palabra para mencionar, para distinguir a lo que sería literatura de naturaleza. Resulta que ese terreno tan estupendo que es la confluencia de un delta tan literario por las mezclas que se dan, resulta que ha sido muy poco trabajado literariamente.

Sí, eso llama mucho la atención, y aún llama más la atención que el agua no existe prácticamente en nuestro imaginario literario. En una península. Somos una península y no tenemos literatura sobre el agua. Ni siquiera científicamente te diría, prácticamente no hemos escrito sobre eso.

— Datos: El Nilo ocupa el primer puesto en ríos con mayor merma en la aportación de sedimentos a su delta. El segundo es el Ebro, pero también lo desconocemos.

Sí, bueno, claro, porque hay mucha gente que no está interesada en que sepamos eso. Toda esa pérdida viene, sobre todo, durante unos años tuvimos la guerra, la guerra civil. En ese momento la gente estaba por intentar sobrevivir. Pero luego llega la transición y ahí hay una esperanza y una expectativa de que muchas cosas que se estaban haciendo de una manera determinada cambian. Lo que ocurre es que España se entrega a la construcción, sobre todo además en el litoral, en la costa, a explotarla y todo lo que son relatos de naturaleza se olvidan.

—Fíjate, me quedo con la descripción de la Casa de la Pantena, que dice que está a tres borrascas de convertirse en reliquia submarina. Se encuentra entre el río, el mar, la laguna y el canal. Es un poco, metafóricamente hablando, como los personajes que acabas de describir, la gente que lo habita, tan diferente.

Y ahí agregaría, claro, lo que dices me ha hecho pensar en mosquitos y en agregar a esta ecuación, por supuesto, a los seres no humanos. Que eso creo que es uno de los grandes problemas que tiene la literatura de naturaleza. Se acostumbra a pensar que si hablas de animales o de plantas, va a ser o en plan bucólico o infantil o que va a ser un tostón tremendo.

Ese aprendizaje sobre lo que son los demás... Por ejemplo, hay un momento muy ilustrativo que es cuando me voy a la playa siempre tengo que pasar por un cañaveral. Y eso en verano, un día me encuentro con una empalizada de libélulas, tienes a todas las libélulas allí, haciendo una cortina. Dije, bueno, si quiero llegar a la playa, habrá que pasar, era como muy intimidante, Comienzo a andar y las libélulas se abren y paso por el medio y ves como ellas se van abriendo y se quedan alrededor sin tocarme.

Luego siempre volvía antes de que cayera el sol. Pero un día, retrasé un poco el regreso y resulta que vuelvo y no hay libélulas, sino mosquitos que me atacaron y tuve que correr y sacudirme con una toalla.

Cuando llegué por primera vez a la casa, había arañas y me dijeron que las dejara. Comprendía aquél día del ataque de los mosquitos, la convivencia con ellas, donde los dos salíamos ganando. Ellas eran mis aliadas. También las libélulas. Ese es el diálogo que planteo al hablar de la gran conversación necesaria hoy en día entre seres humanos y el resto de seres vivos del planeta.

—Quienes buscan la pureza de algo, lo llamen naturaleza o humanidad, nunca podrán disfrutar a fondo de lo que se cuece y se pudre en un delta, de los obsequios del fructífero fango.

sí, sí. Todo aquello que es margen, que vemos como algo que no importa, resulta que es donde está fertilizando el futuro.

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