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«Una mujer poderosa que fue convertida en una sombra. Traerla a la luz, un acto de justicia»

«Una mujer poderosa que fue convertida en una sombra. Traerla a la luz, un acto de justicia»

"Egilona" José Soto Chica (ed.Espasa)

domingo 14 de abril de 2024, 13:20h
"Reina de Hispania, entre dos culturas, entre dos épocas, la goda y la árabe"

Rosa pasa página tiene como invitada a Egilona. La mujer más poderosa del siglo VIII en España, que lamentablemente fue olvidada. Una mujer que experimentó la vida entre dos mundos y dos épocas. Ella, viene acompañada de un especialista en esa época. José Soto, y confiesa que leva 24 años dedicado a ello. Una época complicada por sí misma, pero Egilona le añade una característica muy especial: es una mujer odiada por todos.

Egilona, además de muchas otras características, es considerada por los cristianos como una traidora y por los musulmanes como una mujer fatal. Esto, obviamente, le añade una doble dificultad.

P.—¿Cómo era posible que la reina, viuda del rey Rodrigo que murió en batalla, se casara con uno de los asesinos de su esposo, uno de los conquistadores de los invasores?

R.—Era algo insoportable. Por lo tanto, intentaron transformarla en un personaje completamente manipulado y convertido en traidora, así como en una especie de mujer malvada. Y lo mismo ocurre con los musulmanes. ¿Cómo es posible que Abd al-Aziz, el hijo de Musa el Conquistador, haya intentado rebelarse contra el califato? La culpa debe recaer sobre ella, la trituradora, la mujer, la cristiana que se casó con él y lo llevó a la perdición.

P.— Vamos a situarnos en el contexto histórico. Cuéntanos qué período abarca. La novela comienza el 26 de julio de 711, el día en que Egilona, la esposa del último rey visigodo don Rodrigo, se enfrentó en batalla a Táriq yAbd al-Aziz, el líder del ejército musulmán recién desembarcado. Es el día en que su esposo muere. Ese día marca el inicio y final de la novela.

R.—Termina con un Pelayo que ha obtenido recientemente su victoria en Covadonga y está a punto de iniciar una nueva senda que será conocida como Asturias. Entonces, a pesar de algunos saltos hacia atrás, la novela contiene varios flashback que te transportan a los años 702 y 710, pero el eje temporal principal se sitúa entre 711 y 718.

P.—¿Cómo llegaste a conocer a Rodrigo?

R.—Existen leyendas al respecto, pero son hechos, aunque posteriormente fueron escritas como leyendas. Muchos autores han querido aprovecharse de estas leyendas a lo largo de los siglos. Sin embargo, como historiador profesional, he descartado todo este material legendario y me he centrado en rescatar la verdadera historia de Egilona.

P.—Lo que sabemos es que ella, evidentemente, pertenecía a la nobleza. Rodrigo, por su parte, pertenecía a la alta nobleza y su familia ya había tenido relaciones con el trono.

R.—Él era duque de la Bética y es en ese contexto cuando se produce el matrimonio de Rodrigo y Egilona, probablemente alrededor de 702. En un principio, fueron duques de la Bética, pero en algún momento ocurrió la muerte inesperada y misteriosa de Rodrigo, posiblemente como resultado de una conjura o asesinato.

Esto le permitió a Rodrigo acceder al trono y convertir a su esposa, Egilona, en reina de Hispania. Desde el principio, ella no se conformaba con ser solo un apoyo emocional para su marido. Ella quería tener un papel más importante y luchó por ello.

Cuando se cuestionan o se toman en cuenta sus decisiones, estas no deben ser ignoradas. Esto es lo que hace a Egilona fascinante. A pesar de la caída del reino y la muerte de su esposo, el rey Rodrigo, en combate, Egilona sigue siendo ella misma y continúa siendo la reina de Hispania.

P.—Egilona no solo era una figura política, sino también una mente prodigiosa y poderosa.

R.—No solo fue una mujer extraordinariamente hermosa, sino que también tuvo un poder inflexible. Su impacto se extendió a los hombres poderosos que la rodearon en su vida. Su belleza trascendió las culturas, afectando a dioses, hispanogodos como Rodrigo y Pelayo, y también a los árabes que la conocieron. Fue capaz de moverse entre diferentes culturas como una leyenda femenina y al mismo tiempo como una mujer poderosa. ¿Cómo podemos escribir la historia de una mujer cuya vida es apenas conocida? Esto es algo en lo que debemos reflexionar.

P.—Una mujer poderosa que fue convertida en una sombra. Traerla a la luz, un acto de justicia.

R.—Se le hace justicia en cierta medida, ya que fue una gran reina y una mujer excepcional. Resultaba realmente injusto que su memoria estuviera olvidada. El poder del sexo era una de las armas más poderosas, algo que siempre ha sido así incluso en pleno siglo XXI.

P.—También se menciona la mezcla de perfumes, un arte que se remonta a los nobles romanos de Constantinopla, lo cual considero una parte fascinante e interesante.

R.—Sin duda, este erotismo y sensualidad también estarán presentes en la novela.

Durante este tiempo, había una sensualidad inherente a todo el período en el que lo erótico también formaba parte del poder y la lucha por la importancia política, y Egilona jugó con eso. Y como mencioné anteriormente, es muy interesante observar cómo estas "armas" de seducción que una mujer del siglo VIII tenía a su disposición se encuentran también en los textos de la época, como el uso del perfume, la seda y las artes amatorias. Todo esto también es fascinante porque, de alguna manera, representa la arqueología femenina.

P.— Continuamos estudiando la historia año tras año, pero es importante tener en cuenta que esta historia siempre ha sido escrita desde una perspectiva particular.

Por otra parte, es un error que en la enseñanza se siga transmitiendo una versión distorsionada de los hechos.

R.—Es interesante que menciones esto, Rosa, porque desafortunadamente en la historia abundan los paradigmas, los clichés y los tópicos. Una vez que algo queda registrado, es muy difícil cambiar esa percepción. Por ejemplo, sabemos que la gran batalla donde Rodrigo perdió la vida, que marca el inicio del drama de Egilona, no sucedió como se ha creído durante mucho tiempo.

La batalla de Guadalete, se menciona repetidamente en todas partes. Incluso aquellos que hemos demostrado que no tuvo lugar allí, sino en las montañas Transductinas.

Sin embargo, todas estas evidencias permanecen en el subconsciente colectivo. ¿No te parece curioso?

P.—¿Por qué crees que esto sucede?

R.—Es más cómodo. Para muchos historiadores, es más sencillo dejar las cosas como están en lugar de intentar descubrir o revelar la verdad.

Además, la historia se va convirtiendo poco a poco en leyenda, lo cual resulta muy difícil de combatir. Todos tenemos en nuestra imaginación colectiva a un Rodrigo, a un Pelayo, a unos conquistadores árabes que son puramente construcciones legendarias. Por ejemplo, ese señor con cimitarra y turbante nunca existió. Los árabes que llegaron a España en ese momento vestían al estilo romano y luchaban de esa manera, pero en nuestro imaginario colectivo aparece el moro, que realmente pertenece al siglo XIII o XII o XI y lo trasladamos al VIII.

P.—¿Cuándo te encontraste con Egilona?

R.—Mi relación con Egilona comenzó en 2020 mientras investigaba y escribía un ensayo sobre los Visigodos, quienes eran considerados hijos de un dios furioso. Durante este proceso, estaba traduciendo la crónica mozárabe de 754, que es nuestra única fuente contemporánea confiable. Fue entonces cuando me topé con una anotación que me impactó profundamente, como si fuera un flechazo o un amor a primera vista.

Me sorprendió el impacto que tuvo Egilona en mí. Encontré una anotación del año 716, escrita por un cronista que la conoció personalmente. En ella, se menciona a Egilona como la anterior esposa del rey Rodrigo y actualmente casada con Abd al-Aziz, siendo considerada la reina de Hispania. Me pregunté por qué aún se le seguía llamando así, ya que el reino ya no existía. No parecía tener sentido. Sin embargo, para ese hombre, ella había cambiado el mundo.

P.--Abd al-Azil, su segundo marido, tiene una influencia notable sobre ella. No puedo olvidar mencionarlo.

R.—En este segundo matrimonio, Egilona claramente experimenta un amor muy distinto al primero. Rodrigo, por decirlo de alguna manera, es un hombre más rudo y masculino. Por otro lado, Abd al-Azil, representa el exotismo, el oriente, la elegancia y la dulzura en un hombre. Sin embargo, también es un gobernante, un político y un conquistador.

Pero es Egilona quien logra persuadir a Abd al-Azil para considerar la posibilidad de rebelarse contra su señor y proclamar nuevamente la independencia de Hispania. Esto resulta sumamente interesante, ya que implica un cambio cultural. Rodrigo es godo, mientras que Abd al-Azil es musulmán y árabe. Sin embargo, Egilona desempeña un papel políticamente determinante en ambos mundos con sus dos esposos.


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