rosapasapagina.es
«Huir de sí misma, me parece, un callejón sin salida»
Ampliar

«Huir de sí misma, me parece, un callejón sin salida»

"Fugitiva" Inés Plana (Espasa 2024)

domingo 26 de mayo de 2024, 23:39h
"El odio y el rencor son venenos de dosificación lenta"

Rosa pasa página se ha citado con Inés Plana, que tras su trilogía del teniente de la Guardia civil, Julián Tresser, ha publicado: " FUGITIVA” Novela donde se plantea ¿qué serías capaz de hacer para vengar la muerte de un hijo?

Desde bien joven, la fatalidad quiso fijarse en Rosaura Castán. Era una tarde de julio de 1991, cuando tenía apenas quince años. Su madre había muerto en un accidente, y ella se culpaba de esa tragedia. La familia se distancia, y tuvo que aprender a vivir sola.

Cuando parecía que había encontrado la estabilidad junto a Adrián su único hijo, un chico estupendo, estudioso, formal, es asesinado; apuñalado en el corazón en un parque, sin testigos, ahí empieza la tragedia de Rosaura.

Después de dos años de su muerte, el caso está a punto de archivarse porque la investigación no ha avanzado nada. Rosaura quiere justicia, pero solo se siente desamparada. El dolor, la frustración y la desesperación la llevan a cometer un grave error.

La novela arranca cuando Rosaura tiene su primer permiso penitenciario. Ella sale, con un solo objetivo; encontrar una pista sobre la muerte de su hijo. Pero se convierte en una fugitiva porque decide no volver a la cárcel. Es una prófuga de la ley. Tiene que evitar que la detengan.

P.—Nada insufla más poder que encontrar a quien lo mató.

R.—Exacto. La pérdida de un hijo, yo no tengo hijos, pero me he metido en la piel de mi madre lo mucho que se preocupaba por nosotros cuando estábamos en el agua, en la playa. Era una preocupación casi extrema que no entendíamos, pero es que la unión de una madre con su hijo es algo único.

En esta historia la pérdida de su hijo la dejó muerta en vida. Es mucho más de lo que ella puede soportar, además es madre soltera, su hijo adorado, su hijo perfecto, estudiante, gran estudiante de matemáticas, brillante, y a los veinte años, es asesinado.

P.—Quien quita la vida, asesina, mata, aniquila, acaba con alguien para cobrarse la vida de quien ha matado a tu hijo, es la ley del Talión, una muerte por otra, aunque la venganza dure tan sólo un segundo, porque una décima después de haber cometido tú el asesinato, el dolor, la rabia, la impotencia, te ahoga de nuevo, solo que ahora eres una asesina.

R.—Exactamente. Es inútil, porque no va a reparar el dolor.

Rosaura no es vengativa, ella no es justiciera, ella lo que quiere es coger al asesino y que cumpla años en la cárcel. Que de alguna manera la justicia repare en lo posible esa tragedia que ha sufrido.

Pero coge el coche, embiste a quien creía que era el asesino de su hijo, lo atropella y lo mata. Luego no recuerda nada. Y ahora, tiene el tormento añadido de haber matado a un inocente. Y es consciente de que esa muerte la ha convertido en una asesina.

P.Sin embargo, ella sí va a la cárcel por haber cometido un asesinato.

R.—Claro, ella va a la cárcel, confiesa su crimen, la condenan porque es un homicidio, doloso, no imprudente, es intencionado, y la condenan a 11 años de cárcel. Lo que pasa es que los atenuantes de enajenación, arrebato, confesión del crimen, colaboración, hacen que la pena sea de tres años, cumplidos los dos, una persona normal y corriente como es ella, sin ninguna relación con los delincuentes, una enfermera de cuidados paliativos no puede soportarlo.

P.—La novela arranca cuando ella, consigue su primer permiso.

R.—Sí. Su primer permiso de penitenciaría. Ella lo pasa muy mal, intenta quitarse la vida y decide vivir solo para encontrar al asesino de su hijo.

P.—La investigación de Adrián, su hijo no ha avanzado nada y de eso hace ya dos años.

R.—El caso ha entrado en un punto muerto porque quien apuñaló a Adrián no dejó ninguna huella, ningún rastro, no dejó nada. Y también era una zona oscura de un parque, no había gente, ni testigos que pudieran verlo. El juez está a punto de archivarlo.

P.Adrián sabemos que es un niño muy bueno, que estudia matemáticas, es brillante, que no bebe alcohol, no fuma. Un niño podríamos decir modelo, en apariencia.

R.—Es un niño modelo que guarda algunas cosas que no quiere contarle a su madre.

P.—La historia de Rosaura que trabaja con enfermos paliativos. De aquellos que se van en paz. y de muertos que lo hacen con un rencor profundo.

R.—La relación de Rosaura con su padre y con su familia es muy complicada. Es una historia de resentimiento, de equívocos, porque Rosaura cuando era una adolescente, su madre murió en un accidente del que ella se culpa. Y se culpa tanto, que piensa que su familia también la culpa.

P.—¿Matar te convierte en víctima para siempre Inés?

R.—Sí, yo creo que te convierte primero en asesino, en víctima de ti mismo. Entonces a un psicópata criminal no le importaría nada, pero para una persona normal del montón, como Rosaura, que comete un crimen impulsivo, absolutamente impulsivo, le va a convertir en víctima de sí misma toda la vida porque ella se boicotea, se castiga.

P.—¿Qué te dice Desayuno en Tiffany's de Truman Capote?

R.—Bueno, pues es una película maravillosa, mucho más lo es el libro, pero es cierto que en la novela hago unos guiños cinéfilos a través de Ignacio, que es un enamorado del cine, escribe guiones, el pobre, él es guardia de seguridad en un centro comercial, pero su vida está entregada al cine a escribir guiones, pero nada, ninguna productora le contesta, pero él lo sigue intentando. Él va ayudar a Rosaura escondiéndola, pero cuando todo se complica, tiene que decidir entre entregarla a la policía o seguir a su lado. En ambos casos quiere salvarle la vida.

P.¿De qué es Fugitiva, Inés?.

R.—No sé, yo soy maniática y huyo de algunas cosas realmente sin importancia. Pero lo que nunca he hecho es huir de mí misma. Soy muy punitiva, conmigo me entiendo muy bien, sé cuando algo no está funcionando.

Y huir de mí misma, me parece, cualquier persona que lo haga, es un callejón sin salida. Uno vuelve siempre a la casilla de salida, valga la redundancia. Y yo fugitiva, podría huir de las personas que son tóxicas y que ensucian el mundo. Por eso yo me convertiría en agrofobia de la ley huyendo de ellos. De esas personas. Sería una buena causa.

P.—El odio hacia los otros es quemar la casa para matar un ratón.

R.—Pues es verdad, es que además sentimientos tan intensos y malignos como el odio, el rencor, la venganza, es que no sirven para nada, solo para hacernos más desgraciados. Porque la venganza no va a solucionar el conflicto que teníamos con esa persona, ni tampoco el odio, ni el rencor. El odio y el rencor son venenos de dosificación lenta. Van entrando en las venas y al final nos devastan, porque además nos hacen tan desgraciados. No nos hacen más felices.

Sigue la entrevista en Spotify y Youtube

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios