Rosa pasa página se reencuentra con la lectura de 1984 de George Orwell pero en una nueva versión. Coincidiendo con el 75 aniversario de su publicación, ediciones Destino publica: "1984 Julia". Retelling autorizado por los herederos de Orwell y contado desde el punto de vista de una mujer; la compañera clandestina de Winston Smith, escrita por Sandra Newman.
La versión de Newman, nos muestra cómo es para las mujeres sobrevivir en el mundo de Gran Hermano.
“En realidad, solo era un viejo triste, parecía que se había tragado una mosca y tosía más que hablaba. Era menudo y de tez muy blanca, atractivo o podría haberlo sido si no hubiera tenido siempre aquella cara de amargura. Nunca se le veía sonreír, salvo por aquella falsa mueca de devoción típica del partido”.
P.—Arrancamos con la descripción del camarada Winston Smith, bastante despectiva por parte de Julia. Una declaración de intenciones.
R.—Sí, creo que tenemos una descripción bastante negativa de Winston también en la obra de Orwell en 1984. Pero en este caso, es la descripción de Winston desde la perspectiva de Julia. Y yo creo que refleja a los dos y da una visión bastante clara de cómo se puede sentir atraída por un hombre al que no le ve ningún interés. Y esto, me parece más interesante aún.
P.—¿Fue quizás una de las condiciones, intentar comprender por qué Julia podía sentirse atraída por un hombre como él?
R.—Sí, lo único que Bill Hamilton, albacea del patrimonio de Orwell me pidió, fue que diera respuesta a la pregunta del por qué una mujer como Julia, una mujer joven, atractiva, se acuesta con Winston, que era un tío que no era atractivo, que no era interesante, que era tan aburrido que ella se quedó dormida en la sesión. Entonces, pensé que Julia vivía en este mundo totalmente oscuro que necesita encontrar un interés romántico para sobrevivir en él.
P.—Vamos a posicionarnos. En realidad, lo que Sandra ha encontrado sobre todo han sido preguntas y tenía que buscar las respuestas con respecto a Julia.
R.—Preguntas y temas como la Liga antisexo, el tratamiento de la inseminación artificial, o la sección que escribía la ficción pornográfica en el Mercado Negro, temas que menciona pero sin ahondar en ellos. Y eso para mí representa una enorme oportunidad porque me parecía más interesante todas esas preguntas que él no contestó que aquellas que sí lo hizo.
Entonces, tuve la impresión de que se había encargado de la parte más dura del trabajo y me había dejado la parte más divertida de la creación de este mundo distorsionado.
P.—Has nombrado el INSEMART; el programa de inseminación artificial, en qué consistía?
R.--Este tema me generó muchas preguntas: ¿Cómo eran las reuniones de ese programa? ¿Quién acudía a esas reuniones? ¿Había una liga antisexo? ¿Quién acudió a la reunión de la liga antisexo? Entonces, las respuestas me parecían que eran respuestas únicas porque eran muy lógicas, ¿no? Claramente, todas las personas homosexuales no formaban parte de la Liga Antisexo porque era, digamos, una manera también de protegerse. Y las personas que no tenían intención de casarse jamás estarían en la Liga Antisexo. Entonces, creo que aquí resultó un proceso bastante natural e intuitivo. Me senté con el libro y me dejé llevar por la intuición y también vi respuestas que me parecían casi inevitables.
P.—Una de las novedades en este libro es el amor lésbico que aparece por primera vez con Julia.
R.—Sí. Eso me parecía necesario, como la única manera posible de salir de esta situación en la que se encuentra Julia. Era un rayo de luz, porque así lo pensamos, las relaciones que tenía Julia con hombres responden a un sistema de opresión y no a lo que se esperaba de ella.
Entonces el hecho de que esta chica joven se enamore de ella, representa una escapada absolutamente inesperada y también es una historia de amor tan inconcebible que probablemente nunca fuera descubierta.
También Julia busca el placer sexual pero se acaba aburriendo de sus amantes, menos de este amor lésbico.
P.—Las relaciones que Julia tiene con los hombres es un ejercicio de poder.
R.—Sí, yo creo que las relaciones que Julia tiene con los hombres también giran alrededor de la manipulación. Ella en el placer sexual encuentra una manera de ejercer el poder. Y en el caso de su relación con Vicky, es una relación que se entabla desde la igualdad, a partir también de un secreto compartido. Entonces es una relación mucho más genuina. Es por eso que yo creo que esta relación con Vicky representa su único momento de liberación.
P.—¿Hay un posible embarazo?
R.—Sí, está embarazada.
P.—Algo inconcebible en el libro original.
R.—Sí, es interesante porque el embarazo no era concebible en el libro original en 1984. Yo creo que en algún momento Winston en 1984 dice que no es posible que tengan niños, pero siembra dudas porque claramente están teniendo relaciones sexuales sin protección. Entonces, en este caso, esa novedad que aporta mi libro del embarazo me parece algo inevitable.
Pero justamente ese embarazo cambia por completo la situación para ella porque no le permite seguir siendo la persona que era.
P.—1984, se ha reescrito desde el enfoque de la mujer.
R.—Para escribir Julia, me basé mucho en los escritos de una generación de mujeres del siglo XX, británicas que escribieron novelas cómicas, desde un punto de vista cínico, después de la segunda guerra mundial y me llamaron la atención.
P.—¿Qué pensaste cuando te ofrecieron la posibilidad de escribir esta historia, con Julia como personaje principal?
R.—Me emocionó y me entusiasmó esta propuesta porque me encantan todos los escritos de naturaleza política de Orwell. Es más, siento que me he formado un poco con los ensayos políticos de Orwell, que para mí siempre han tenido un significado enorme.
Nunca me he relacionado de manera tan personal con 1984 y me parecía que Julia era un personaje escrito desde una perspectiva muy misógina. Entonces, en ese sentido, una de las cosas que quería hacer al escribir este libro era tener esta conversación con Orwell, de una manera metafórica, para explicarle por qué se había equivocado tanto con el personaje de Julia. Fue uno de los elementos que hizo que para mí la escritura de este libro fuera una tarea emocionalmente importante.
P.—¿Qué pensaría Orwell si leyera tu novela?
R.—Si él tuviera la posibilidad de leer el libro. Ojalá pensase que se había equivocado, aunque sinceramente no lo creo.
P.—¿Qué crees que puede pasar con Julia sobre todo para las generaciones posteriores a las que leímos en su momento esta novela.
R.—Ni idea. Lo que te puedo decir es que honestamente tengo esperanza en que Julia se convierta en la compañera ideal de 1984.
P.—Para terminar, no hay un libro masculino de 1984 con George Orwell y un libro femenino con Julia.
R.—En la mayoría de las cosas, estamos realmente de acuerdo y estamos escribiendo sobre la misma cosa desde perspectivas un poco diferentes. Pero en realidad a través de este libro he tenido la sensación de tener una discusión con Orwell.
P.—Estoy pensando en si hay una experiencia masculina y femenina del totalitarismo.
R.—Supongo que sí. Supongo que también el totalitarismo impone a los hombres y a las mujeres una serie de tormentos distintos, pero al final, todos somos víctimas y creo que no hay que separar esas experiencias distintas.
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