"Jenny y Lien, vivieron en la casa que ahora habito. Ellas fueron las últimas que vieron con vida a las hermanas Frank"
Rosa pasa página charla con Roxane Van Iperen, la autora de “Las hermanas de Auschwitz” (Planeta 2024) El descubrimiento de Lien Y Jenny Brilleslijper dos hermanas holandeses que salvaron la vida de decenas de judíos entre 1943 y 1944 y fueron las últimas en ver con vida a Ana Frank y a su hermana
P.—En 2012, te mudas junto con tu familia, tus tres hijos pequeños, un viejo pastor alemán y tres gatos. Ibais camino de convertir vuestras vidas en un largo viaje para devolverle a vuestro nuevo hogar, su antigua gloria.
Con nuestras propias manos retiramos las alfombras. Casi en todas las habitaciones descubrimos puertas ocultas en los suelos de madera, escondites secretos detrás de los paneles.
P.—¿Qué fue lo primero que pensaste?
R.—Bueno, de hecho, nos intrigó mucho encontrar tantos lugares ocultos. Pero también, porque es una casa tan extraña, al principio no sacamos muchas conclusiones, las casas antiguas casi siempre guardan además de viejos muebles, cartas, o fotografías, ya olvidadas por sus propios dueños.
P.—Pero fue el punto de partida de mi investigación. Ya tienes esos documentos en la mano. Un momento muy emocionante, supongo.
R.—Era muy interesante porque estaba fechado en la Segunda Guerra Mundial. Y desde luego alimentó mi curiosidad.
Pero no fue hasta años después cuando realmente entendí el alcance de esta historia. Era muy importante no solo por nuestro hallazgo, también para los Países Bajos, porque durante la ocupación nazi las hermanas escondieron a decenas de personas en esa cosa, ayudándolas a sobrevivir y jugando la vida.
P.— Las dos protagonistas de esta historia eran todavía veinteañeras cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo era su vida hasta entonces?
Lo interesante para mí era la vida de Jenny y de Lien, en el sentido de que refleja cómo vivía la población neerlandesa. Lien, digamos que no tenía especialmente miedo de la invasión de la ocupación alemana, porque, contrariamente a los países del Este, los Países Bajos eran, en cierta forma, un país hermano del alemán.
Así que en la mayor parte de los Países Bajos todo el mundo pensaba que los nazis iban a tratarnos bien. Y básicamente eso lo encarna el personaje de Lien, una mujer extrovertida, despreocupada, muy optimista, que no quería involucrarse mucho en la guerra o en hablar de política.
Y eso refleja bien una buena parte del sentir de la población neerlandesa a la sazón. Es decir, que pensaban que iban a estar bien y que no iban a tener problemas.
En cuanto a Janny, era cabezota, autónoma que se enfrentaba a su padre cuestionando por qué las mujeres tenían que casarse obligatoriamente, o no podían trabajar.
Se unió a un partido marxista, y pensó que tenía, demasiadas reglas, demasiados dogmas.
Fue voluntaria en el Frente Español como muchos chicos neerlandeses, y Jenny tenía 19 años en esa época en la que quiso participar en la resistencia. Cuando los alemanes invadieron los Países Bajos, fue la primera en pensar que había que resistir.
P.—Es incesante cómo las dos hermanas representan dos enfoques de la época en la población neerlandesa.
Sí, cuando doy conferencias en los Países Bajos o en otros lugares, siempre hay gente que después me pregunta qué es lo que habría hecho si yo hubiese vivido durante la Segunda Guerra Mundial. Y siempre digo que la gente no empieza a resistir cuando arranca la guerra. Realmente ya está en su carácter antes de la guerra.
P.—¿Cómo llega la familia de Lien y Janny a lo que ahora es tu casa?
Es una historia muy interesante porque pensaron que la suerte les acompañaba. Se habían escondido cerca del mar, cerca de la costa, en una pequeña ciudad, un pequeño pueblo costero. Y Hitler anunció la construcción del Muro Atlántico.
Y todas esas aldeas tenían que ser evacuadas. Y, por supuesto, si eras no judío, era un problema, ya, de entrada, porque ¿a dónde ir? Pero siendo judío y escondido, eso significaba que estabas atrapado. Por lo tanto, planearon ya en ese momento llevar a los niños a otras familias, separarlos... Y está ese famoso resistente neerlandés, Heimelheit, es una figura muy conocida en la resistencia neerlandesa, un amigo íntimo de Lien y Janny .
Él les dijo que conocía a unas hermanas ricas en Ámsterdam que tienen una pequeña casita en el bosque a unos 20 kilómetros al sur de la ciudad. Entonces pensaron que iban a una casa de veraneo.
Y cuando llegaron, en la noche, vieron este edificio imponente, y a la mañana siguiente, ya con luz, pensaron bueno, vamos a acoger a todo el que necesite ayuda.
P.—Se convierte en una casa de estrategia también, un punto de partida, un punto de descanso, entre comillas, para que puedan continuar hacia otro lado.
R.—Sí, la casa está situada entre Ámsterdam y Utrecht. Y esos son evidentemente dos polos, dos ciudades muy importantes en Países Bajos. Y entonces también se convirtió en el centro de reunión para hablar de la resistencia.
P.—¿Cuándo fueron detenidos Linn, Janne y sus padres?
R.—Semi escondidos, escuchaban las noticias a través de un pequeño transistor o leían periódicos de la resistencia, y pensaron que si eran capaces de resistir, todo iría bien. Pero había un pequeño grupo de cazadores de judíos que lo hacían por dinero; unos siete euros actuales. Ellos tenían una red muy amplia de personas a las que les obligan bajo amenaza de llevarse a sus propios hijos.
Entonces sí que supongo que pensaron que si resistimos ahora todo irá bien.
Pero tuvieron la mala suerte de ser encontrados por uno de los peores cazadores de judíos que ni él mismo pensaba encontrarse a tanta gente.
P.—Un mes después, detienen a Margot y a Ana Frank. Y Janne y Linn las toman bajo su protección y, fueron las últimas que las vieron con vida.
R.—Sí, la historia de las dos hermanas, de las dos parejas de hermanas, es importante para mostrar cómo vivieron, cómo se vivían los campos.
Porque estaban de hecho juntas en tres campos. Primero Westerbork, luego Auschwitz y Bergen-Belsen después. Y en Auschwitz todavía había una cierta parte de la familia junta, pero cuando fueron a Bergen-Belsen, para ambas parejas de hermanas, estaban solas. Así que estaban Janne y Linn por un lado y Margot y Anna por otro. Y lo difícil de vivir en Auschwitz era que había cierto optimismo, porque el hecho de irse de Auschwitz les daba esperanza y dejar atrás las cámaras de gas. Pero claro, la gran desesperación fue el llegar a Bergen-Belsen, porque pensaban que iba a ser algo mejor, entre comillas, un campo mejor.
Y se dieron cuenta rápidamente en Bergen-Belsen que era un infierno caótico. Entonces, se sentaron Janne y Linn, realmente exhaustas, después de una larga marcha, con mucha gente ya muerta en ese peregrinar. Y vieron a esas dos pequeñas, con la cabeza afeitada. Días después las rescataron de entre una montaña de cuerpos tratando de encontrar un fragmento de humanidad en esas circunstancias. Terrible. Cuando semanas después el campo fue liberado, ellas mismas comunicaron al padre de las Frank que sus hijas habían muerto.
P.—¿Cómo es Roxane después de haber escrito este libro?
R.—Siempre he escrito sobre la guerra. Todos mis libros son sobre guerra, dictadura, ultraderecha... Todos son temas de los campos de concentración, el genocidio. Porque también he escrito sobre el genocidio ruandés. Y durante mi investigación tuve que revisar todas las imágenes, las películas, leer testimonios... Y creo que hay que asegurarse de que no se te va la cabeza.
Y un buen consejo que recibí de un hombre que es muy famoso en los Países Bajos por haber escrito sobre la persecución de los judíos, me dijo que tenía que ponerle un horizonte temporal a todo lo que leo.
La peor parte dura unas seis semanas, donde abordo todo el proceso de investigación, y cuando el tema son los campos de concentración, tienes que decirte a tí misma: “Voy hacerlo y después me tomaré un descanso. Paro. Y hago otro tipo de investigación y luego vuelves a los temas más duros. Si lo haces así constantemente, especialmente cuando tienes hijos, el riesgo es que no te tomes nada en serio ya.
Es decir, si llega tu hijo a casa y dice... te habla del colegio o de que quiere un nuevo videojuego, en cierta forma te desensibilizadas.
P.— Voy a terminar con una parte de algo que has escrito en tu libro. Es muy bonito para romper un poco con todo esto. “La vida está llena de belleza y cosas maravillosas. No te escondas en una jaula, sino que extiende tus alas. Recuerda, la vida es para vivir”.
R.— Sí, la historia en sí misma es increíble. Y encima el hecho de que se encontrasen con Anna y con Margot Frank es un detalle extraño de la historia. Pero luego tienes la casa que fue construida por el escritor de canciones más famoso de los Países Bajos, el compositor, y esta canción que acabas de citar se llama el himno alternativo de los Países Bajos.
P.—Buscas su tumba y la encuentras.
R.—Si buscas su tumba, la encuentras. Sí, pero la frase, el atreverse a vivir, lo que acabas de leer. Todo el mundo en los Países Bajos conoce esa frase y esa canción de ser valeroso, el atreverse a vivir. Pero realmente es algo tan loco, ¿no? Todas esas cosas notables ocurren en una sola casa.