"Se está teniendo un discruso tremendo y lamentable sobre la migración, cuando sino fuera por ellos a lo mejor no teníamos la merluza en las pescaderías, ni la fresa en los supermercados"
Rosa pasa página charla con la escritora y periodista, Noemí Sabugal, que ha publicado “Laberinto Mar” (Alfaguara 2024). Un viaje en el tiempo y en la geografía de nuestras costas. Un Making of para entender las distintas formas en las que miramos el mar, sin quedarnos en la superficie.
“Las olas rabiosas contra el espigón, un estallido de espuma sobre los pescadores. En el puerto, los barcos en su danza hipnótica, los brumales devorando, ciegos, la porquería de la ciudad. Una playa de piedra junto a las rocas. En ella, se encontraba de vez en cuando una orejita de mar que cogía como si fuera un tesoro. El cielo gris sobre la playa de San Lorenzo con el agua del color del barro”
P.—¿Cuál fue tu primer mar?
R.—Mi primer mar es el Cantábrico, en Gijón, y ahí efectivamente, describo la Playa de San Lorenzo, describo el puerto, que ahora es deportivo y que antes fue pesquero. Era además uno de los sitios donde mi abuelo iba a pescar. Al final de la playa de San Lorenzo, una zona que se llama el Pedreru, ahí cogía pulpos. Sí, ese es mi primer mar, el Cantábrico, un mar bravo, poderoso y muy potente.
P.—Te planteas que si cortásemos una línea invisible e imaginaria por los Pirineos, nos convertiríamos en isleños, pero quizás esa sea la suerte, que no lo somos.
R.—Sí, no lo somos, tenemos efectivamente una franja de tierra que nos conecta a Europa solo por un país, es decir, tenemos dos fronteras, que son Portugal, país con el cual deberíamos tener más relación porque compartimos muchas cosas y porque son nuestros vecinos y creo que la buena vecindad siempre es positiva, y después tenemos efectivamente ese trocito de tierra que nos une a Europa, pero somos una península, es decir, somos casi una isla y eso ha marcado la historia de España.
Ha marcado desde la parte histórica de lo que llamamos el descubrimiento, que es una palabra que está en cuestión, de los navegantes que fueron a América a descubrir los territorios, hasta el día de hoy.
Es decir, un país en el que tanto el mar como la costa, como la playa, determina muchísimo nuestra economía.
P.—“En España el mar son muchas cosas, no solo es la vida de los pescadores y de las mariscadoras, es turismo, es negocio, es astilleros y puertos, y el principal medio de transporte de millones de mercancías. El mar es contemplación y calma, natación y naturaleza, y también ruta de narcotraficantes”
R.—El mar es un elemento infinito, inabarcable. No sólo el mar en lo físico, el mar en sí mismo, sino todo lo que produce, todo lo que significa, toda la literatura, el arte que hay relacionado con esto, todas las vidas que se relacionan con ese elemento, lo que nos producen incluso a un nivel psicológico, emocional, la contemplación del mar, la natación, sentimientos como esa suspensión del pensamiento.
Es decir, no sueles estar bañándote en el mar y pensando en los problemas de la oficina. El mar tiene esa cualidad que reclama tu atención. Estás ahí y estás para él. Y, efectivamente, el mar son muchas cosas. Yo en esa frase que has dicho muy bien, intento no resumir, pero sí, por lo menos, orientar algunos de los puntos principales sabiendo, por supuesto, que es un tema infinito, inabarcable y que es un fracaso de antemano querer contarlo todo.
Pero sí intento ofrecer mi visión, una visión personal y una visión también de libro viaje, de descubrimiento de estos territorios.
P.—Este libro-viaje recorre toda la costa, analizas lo que ocurrió, lo que ha ocurrido o lo que se prevé que va a ocurrir. La galerna que del 12 de julio de 1961 por ejemplo y con ello ya nos situamos en el norte, en la Costa de la Muerte, y pensamos en esos naufragios y en esas personas que se quedaron, cuyos cuerpos no los devolvió el mar, y quienes viven esperando para tener un lugar donde llorarlos.
R.—Sí, claro, la pesca por ejemplo, que es un sector que en España está en recesión, lleva décadas reduciéndose, de hecho la mayoría de los puertos ahora mismo son puertos deportivos. Pero a pesar de su merma, sigue siendo un sector muy importante, y está en un trato directo con este elemento que es el mar, un elemento ajeno a nuestra voluntad y que también lleva a la muerte.
La Villa de Pitanxo, este último naufragio tan tremendo, de los cuales, de las 21 personas fallecidas, ninguno de los cuerpos apareció.
Y es un tipo de duelo muy tremendo que las viudas y las huérfanas de los marineros del Villa de Pitanxo, pues me han trasladado y yo he recogido para el libro. Es un duelo muy duro, porque ¿cómo se entierra una ausencia?.
En el anterior libro que escribí, que era sobre la minería, en la mina, se dice que nadie se queda abajo y es verdad, porque si hay un accidente minero siempre se rescatan los cuerpos, pero en el mar no ocurre.
Y en el caso concreto de este naufragio, no se ha llevado bien la investigación. Un caso que todavía no está juzgado. Y nos muestra la dureza de este trabajo en muchos casos mortal.
P.—Cuando se producía un naufragio, la pérdida era la mayoría de las veces familiar, porque navegaban padres, hijos, hermanos, etc, no era lo mismo que en la mina. Y fue así hasta que se prohibió.
R.—En la Marina se prohibió porque hubo un naufragio de un padre, que era comandante, y un hijo. Un caso muy conocido en la prensa de la época, se dijo que habían muerto abrazados, y entonces efectivamente se prohibió que navegasen juntos padres e hijos.
Pero, en la pesca, sobre todo la de bajura, que suele ser una actividad familiar, es muy habitual que estén padres e hijos en el mismo barco.
P.—¿La pesca ya no es generacional?.
Se está rompiendo esa línea, es decir, igual que en la minería, que era un oficio en el que era habitual que pasase de abuelos, a padres, a hijos, porque estos oficios tan significados crean una dinámica en los territorios en los que se implantan. Y en el mar pasaba lo mismo. Era muy habitual que el abuelo que era marinero, también lo fuera el padre y los hijos.
Pero, eso se está rompiendo. Los pescadores están muy preocupados por este relevo generacional. Tienen claro que cuando lo dejen, su barco irá al desguace.
Se ha reducido tanto la pesca de bajura, como la de altura. Hay otra pesca internacional excesivamente muy potente. Y la pesca de bajura, está en mano de obra migrante.
Es muy importante recordar que ahora mismo tú vas a la flota atlántica de Galicia o del Cantábrico y ves muchos marineros africanos. Yo me encontré con muchos marinos senegaleses en el País Vasco, en Galicia y en la flota de altura, más de la mitad son indonesios y filipinos, sobre todo más que españoles.
Y lo digo por el discurso que se está teniendo tremendo y lamentable en mi opinión sobre la migración y cuando vas al sector primario como es la pesca, como es la agricultura, pues ves que sin esas manos de fuera, sin esas manos de otras personas, pues a lo mejor no teníamos la merluza en las pescaderías, ni teníamos la fresa en los supermercados.Y nosotros también fuimos un pueblo muy migrante durante todo el siglo XX en España.

P.—No se sabe con exactitud, cuántos se quedan en esas pateras en el mar.
R.—El mar es un moridero, a día de hoy, tenemos unas cifras de personas muertas en el mar insoportables. Hay muchos naufragios ocultos, que no sabemos exactamente cuántos mueren, pero son miles.
Y estamos teniendo un discurso xenófobo, injusto e inhumano. Y no recordamos que nosotros fuimos migrantes y no migrantes con papeles.
En España hubo muchísima migración irregular, muchísimas personas por ejemplo que salieron de Galicia, de Canarias en barcos pesqueros sin papeles.
El mar es un lugar de vida y es un lugar de muerte. Yo he estado hablando con organizaciones como Open Arms, que creo que hacen un trabajo extraordinario, pero desde los gobiernos no se está haciendo lo que se debe. Y es una cuestión que no sólo ocupa a España, evidentemente, es una cuestión que ocupa a Europa y es una cuestión que debería ocupar al mundo en general.
P.—¿Conocer es proteger?.
R.—Conocer es apreciar y proteger y preocuparse. O sea, aquello que no se conoce no está en nuestra mirada, no está en nuestro corazón.
Deberíamos pensar más en el mar, ya que pensamos tanto la costa y la playa, pues el mar pensarlo un poquito más.
P.--¿El mar se convirtió en el cementerio, en el basurero?. ¿Lo fue y lo sigue siendo?
A día de hoy España está pagando una multa europea por verter aguas no depuradas o insuficientemente depuradas.
Hace años, todos lo sabemos, la mayoría de las zonas costeras vertían de todo ahí. Y no solo las zonas costeras, las zonas de interior, al final había una depuración muy insuficiente, y se vertía en los ríos. Porque los ríos son el mar.
En muchas ciudades hay organizaciones ecologistas y un poco de conservación que han puesto en las alcantarillas: “El mar empieza aquí”. Bueno, pues es cierto. Los ríos son caminos hacia el mar y todo lo que se vertía hacia los ríos. Hemos avanzado mucho en depuradoras, hemos avanzado mucho en ese sentido y en esa conciencia, pero aún nos toca.
P.—Hay un compromiso en 2030 de proteger el 30% del mar. A mí se me hace muy poco.
R.—Es poco, pero se ha avanzado muchísimo en los últimos años. En el año 2012 teníamos más o menos un 1% de la superficie marina protegida de España. Ahora mismo tenemos un 21% y estamos camino del 30%. Después de esta protección, claro, no debe quedarse en el papel.
Tiene que haber planes de gestión que verdaderamente hagan que esta protección sea efectiva. Pero bueno, esto muestra lo poco que hemos mirado al mar en este sentido. Yo cuento en el libro que no hay ningún parque marítimo, 100% marítimo en España. El primero, si todo va un poco como debe, será ahora el “Mar de las Calmas” en el Hierro.
Hay dos marítimos terrestres, que son las Islas Atlánticas en Galicia y el de la Cabrera, pero no hay ninguno 100% marino, mientras que tenemos muchos parques nacionales. Entonces, eso quiere decir que hemos pensado poco en el mar.
P.—El cambio climático. El mar nos dice cosas, la cuestión es que sepamos escucharlo.
R.—Sí, el mar nos dice cosas, desde luego. Nos está hablando del cambio climático.
Joaquín Garrabou, que es un experto en corales, un biólogo. Nos dice que los corales se están viendo muy afectados por el cambio climático, por las olas de calor marinas, que son cada vez más duras y más frecuentes.
Ellos tienen una serie de termómetros por toda la costa Brava y la costa Catalana y están registrando unas temperaturas demenciales a profundidad y eso afecta a los corales.
En el caso por ejemplo de las rías de Galicia están muy preocupados por la producción de bivalvos, de cómo les afecta el calor. Cuando se producen las lluvias torrenciales, las Danas que también afectan muchísimo a la zona de Levante pues ahí se produce una desalinización del agua que también le va muy mal.
P.— La mujer y el mar. ¿Ha cambiado su actividad con respecto a hace unos años?
R.— Pues mira, dentro de la pesca de altura son muy pocas. Ahora mismo hay unas 600.Hace años, hace décadas, no había ninguna.
Sin embargo, hay otros sectores en donde son mayoritariamente mujeres, por ejemplo, en el marisqueo en Galicia, que ahora mismo hay unos 2.600 permisos de marisqueo a pie, pues 900 solo son de hombres y el resto son todas mujeres. Es un sector muy feminizado
El sector de las conservas también. Se ha reducido incluso el número de mujeres en el sector de las conservas un poco, pero siguen siendo del 80%.
Y hay sectores en la pesca en los que siempre han estado ahí; mujeres que habitualmente eran armadoras de los barcos familiares, en la zona de Cataluña, y las neskatilas, del País Vasco, que cada vez hay menos, las rederas también es un trabajo que siempre han hecho mujeres, las cargueras, hay una foto en el libro tremenda, que es en Bilbao, de unas mujeres cargadoras que están descargando carbón de un barco, las sirgueras que cogían y tiraban las gabarras por el río, o mar, tenían trabajos muy, muy duros.

P.—El narcotráfico, también es el mar, y el negocio que se ve aunque no todo el mundo quiera verlo.
R.—Las características de España como territorio marino nos han hecho también receptores de cocaína y costo mayoritariamente.
Somos el puerto de entrada no solo a España, sino a Europa.
El sur, con el tema del costo, el caso tremendo en Barbate del crimen contra los dos guardias civiles demuestra esa sensación de impunidad que se puede llegar a tener si no se pone coto a eso.
Siempre se intenta además que las redes se extiendan a la política, a la policía, es decir, pues un poco esa narco-cultura, esa cierta aceptación social incluso, porque en lugares donde puede haber problemas de trabajo, de paro.
Y ya no solo el sur es un punto importante, también todo Levante, Murcia, está llegando también a Baleares, en Veleros, a la costa catalana.
Y claro, es importante también pensar en el doble discurso que hay en esto, porque a veces también somos muy hipócritas. El costo y la cocaína no llegarían si no se vendiese, si no hubiera nadie que los comprara.
P.—Voy a terminar con una de tus frases en la introducción.
“El mar es la tinta azul con la que se han escrito las historias más o menos reales de navegantes y descubridores y también las leyendas de ciudades y tesoros sumergidos” y añado: también es la tinta con la que se ha escrito “Laberinto Mar”
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Entrevista: Rosa pasa página
Editor de sonido: Manuel Muñoz