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«Felipe II, sería un personaje con mayor decisión de la que hay en europa en este momento»

«Felipe II, sería un personaje con mayor decisión de la que hay en europa en este momento»

"Dueños del mundo" José Calvo Poyato (HaperCollins Ibérica)

domingo 16 de marzo de 2025, 14:01h
"He tratado de que los portugueses aparezcan con una dignidad muy grande frente a un enemigo muy superior"

Cuando voy a entrevistar a José Calvo Poyato, mi predisposición es la de saber que voy a disfrutar de una clase maestra, con un maestro de la historia. Llevo su grueso libro bajo el brazo, en el que resalta el título, uno que bien podría aplicarse no solo a la época de Felipe II, sino durante toda la historia, y mucho más reciente, ésta que ahora vivimos: "Dueños del mundo" .

"Madrid, primeros de mayo de 1576. Andrés, el zapatero de la calle Mayor, y Villegas, el espartero de la Cava de San Miguel, recogían sus cañas, cuando atisbaron una masa oscura entre los juncos. Bien podría ser una alimaña. Andrés prefería no acercarse, pero Villegas tenía curiosidad. Cuando estuvieron lo suficientemente próximos, se quedaron paralizados ante tal hallazgo, un muerto al que habían degollado"

P.—¿Quién es la víctima?

R.— La víctima es un boticario, hoy diríamos un farmacéutico que practica la alquimia. Un hombre que tiene algunas cosas que ocultar en su vida, es apreciado sin embargo por el vecindario donde él se mueve, porque no tiene inconveniente en facilitarle alguna medicina a quien no tiene dinero, por lo tanto es querido.

Ese es el boticario cuyo cadáver aparece degollado y visiblemente torturado.

P.—¿Quién lleva a cabo la investigación?

R.—Es un alguacil, se llama Diego de Paz, un personaje de ficción, en el que he buscado qué ocurría con muchos de los soldados que habían peleado en los Tercios, tanto los viejos veteranos que se reunían en algunos sitios, como los que habían tenido mando. Decidí que éste fuese también un capitán de los tercios, que tuvo que abandonar la carrera militar porque en uno de los combates en que participa pierde varios dedos de su mano derecha, y eso ya le impide prácticamente continuar. Pero se entrenará con la mano izquierda y terminará siendo un espadachín temible porque los zurdos, encuentran huecos donde la gente diestra no los haya.


P.—Poco después, Juan de Escobedo aparece también muerto.

R.—Escobedo es un personaje histórico. Es el secretario de otro gran personaje de nuestra historia, que es Juan de Austria, vencedor de los turcos en Lepanto y que va a ser asesinado un lunes de Pascua en una calle de Madrid por una serie de sicarios que han sido contratados por personajes de altura, por gente de mucha importancia en la corte.


P.—Felipe II ha convertido Madrid en la capital de España. Es el monarca más poderoso de su tiempo.

R.—Efectivamente, el imperio español se extiende por muchísimos sitios, y además va a ocurrir otro acontecimiento que ahondará aún más en ese poder de Felipe II. Y que da título al libro.


P.—Muere el rey de Portugal y quién debería heredar el trono es Felipe II, pero la iglesia parece que no lo tiene tan claro.

R.—La muerte de don Sebastián, muy joven, que es un espíritu ya muy avanzado del siglo XVI, curiosamente muy medieval. Los reyes medievales se ponían al frente de su ejército y participaban en las batallas. Todavía en la primera mitad del siglo XVI, esto ocurre. Carlos I por ejemplo pelea en Mühlberg, y a Francisco I de Francia lo cogen prisionero en la batalla de Pavía y lo traen a Madrid.


Pero ya en la segunda mitad del siglo XVI es más raro encontrar a un rey que se ponga al frente de sus tropas. Don Sebastián se pone al frente de su ejército, el ejército portugués, que sufre un descalabro brutal en la batalla de Alcázarquivir y muere sin descendencia.


Y ahí aparece la posibilidad de que Felipe II pueda convertirse en rey de Portugal. Pero nuestras relaciones con Portugal han sido siempre complicadas, y hay un sector muy amplio de la opinión pública portuguesa, que no quiere a un castellano. El temor de Portugal a ser absorbido por un vecino con más fuerza, que por lo tanto elimina su idiosincrasia, sus particularidades, y sus singularidades como pueblo.


P.—Nombrarle rey de Portugal, supuso ampliar todos sus dominios, por eso dice que: “Nunca se ponía el sol”, pero no sé hasta qué punto supuso una carga imposible quizás de llevar.

R.—Antes te contesto a una pregunta anterior que me he dejado ahí, olvidada, disculpa. La Iglesia no acaba de tener claro que Felipe II se convertiese también en rey de Portugal. El Papa va a tratar de hacer valer ese supuesto liderazgo que tiene sobre cualquier reino cristiano en el caso que se quede sin rey.

Felipe II no lo acepta, y señala que los derechos que derivan de su madre, a él le pertenecen y que por lo tanto el papado no tiene nada que decir en este en este caso.


Con respecto a la cuestión que ahora me has planteado, efectivamente el incorporar Portugal a la monarquía suponía también engrandecer los gastos, pero paralelamente engrandecer los recursos.


Desde mi punto de vista es que el desastre de Alcázarquivir ha sido tan grave que Portugal ha quedado literalmente descabezado. No es sólo la muerte del rey, es la muerte de una parte muy importante de la nobleza portuguesa y eran miles las familias de Portugal que lloraban a sus difuntos. De familias importantes y de la gente más sencilla, algunos de cuyos familiares se habían tenido que enrolar en el ejército, porque el rey había hecho un llamamiento.


Yo no creo tanto que fuese una carga, sino que la grandeza significa también tener que asumir responsabilidades mayores y eso fue lo que ocurrió. Quizás con el agravante que como he dicho antes los portugueses nunca vieron esto con buenos ojos, de tal manera que la incorporación de la corona portuguesa a la monarquía española duraría 60 años, después se sublevarían y alcanzarían la independencia en una paz que se escribió en Madrid algunos años después.


P.—¿Prometió algo que no cumplió, o no cumplió nada de lo que prometió?

R.— Felipe II fue muy cumplidor de lo que prometió. Como que sería respetuoso con los fueros, que los cargos fundamentales de la gobernación de aquel reino quedarían en manos de los portugueses. Cumplió también jurar y defender las leyes del reino y mantener las singularidades de Portugal como una corona que se incorporaba al conjunto de la monarquía y fue extraordinariamente, respetuoso, incluso cuando tuvo que utilizar la vía militar, que fue necesaria porque en esa resistencia portuguesa, los portugueses echaron mano de otra cosa, de un bastardo que no tenía derecho ninguno en razón de su bastardía, pero que contó con el apoyo de sectores muy importantes del pueblo de Portugal e hicieron frente a Felipe II.


Incluso en esa campaña militar las instrucciones que le va a dar al duque de Alba, es que tenga en cuenta que no está en una tierra de infieles, ni combatiendo a herejes sino que está combatiendo a gentes que son súbditos suyos, que se van a incorporar a su monarquía, y que hay que tratarlos no como unos enemigos a los que hay que eliminar. Por lo tanto, prohibición de saqueos, de violaciones, de arrasar, de robar, etc.

Otra cosa es que luego los soldados, una vez que entraron en las ciudades, a veces se desmandaban y Alba tuvo que emplearse a fondo para tratar de evitar esas cosas.

P.—Acuña una moneda con una frase: “El mundo no es suficiente”, sonaba un poco pretencioso.

R.—Creo que los españoles de aquel tiempo, nuestros antepasados, se habían venido arriba. Y, cuando Felipe II regresó de Lisboa, a Madrid se decide acuñar la moneda que acabas de decir, como si el mundo no nos fuera suficiente.


Yo creo que eran conscientes de que Dios estaba con ellos, en este momento la religiosidad es algo muy importante, tienen una fuerza militar extraordinaria y esa gran fuerza militar que tienen incluso conlleva la fuerza política, va a dar lugar a que sus enemigos, el único camino que tengan para combatirlos sea el relato y es uno de los pilares de la leyenda negra que va a tener como objetivo a Felipe II.

P.—En esa leyenda negra en la que se ha convertido Felipe II, ¿Cómo lo dibujas tú?

R.—Felipe II vestía de negro, pero es que el negro era el color de moda. El negro ha sido siempre un color elegante.

Y era el color de moda, porque los españoles habían conseguido tintes traídos del otro lado del Atlántico, de manera que el negro era brillante. No era ese negro grisáceo, feo, no rematado que había hasta entonces. Felipe II viste así porque es elegante y sus embajadores visten de negro también y cuando entran en las cortes europeas dejan admirada a la gente.


Yo creo que las grandes potencias, las potencias hegemónicas de un momento lo imponen todos. Hablamos mucho de que se imponen políticamente, militarmente, pero es que imponen la moda.

Sus enemigos en cambio, utilizan el negro como un elemento más de siniestrabilidad. Felipe II era el demonio negro del Mediterráneo. Y es un personaje que tiene que tomar decisiones muy graves, por el puesto que ocupa, es decir, es el rey de la nación más poderosa del mundo en aquel momento, por tanto, muchas decisiones se pueden entender incluso controvertidas, pero yo creo que hay que verla en el marco histórico en que se produce.

Hay un Felipe II desconocido porque sus enemigos lograron imponer el relato de ese personaje siniestro, oscuro, malvado y es el padre de unas hijas de las que está encantada con ellas, son las hijas de su matrimonio con Isabel de Valois, Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, a las que llega a escribirle cartas donde les pregunta por si han utilizado ya los tejidos que le mandó para hacerse los vestidos.


No son reflexiones de un malvado. Se siente abrumado con la muerte de su cuarta esposa con Ana de Austria y se retirará a cumplir el luto mucho tiempo. Es decir, hay un perfil humano de Felipe II que sus enemigos se encargaron de ocultar por completo, para presentarnos exclusivamente al personaje malvado, cruel, y lo malo es que muchos de nosotros hemos comprado esa historia.

P.—¿Fue buen gestor o gastó demasiado en el Monasterio del Escorial?

R.—Las inversiones que se hicieron en el Escorial merecieron la pena y ahí están. Sin duda ninguna. Se gastó mucho dinero, pero el Escorial es mucho más de lo que se conoce.


El escorial es un centro de estudios, así lo consigue Felipe II, una gran biblioteca que se convierte en una de las mejores bibliotecas del mundo en su época. Es un panteón para la dinastía que está gobernando en aquel momento, es un centro de estudios, es decir, es un edificio poliédrico, me atrevería a decir, con diferentes funciones y ahí está con su inmensidad que todavía 400 años después, sigue abrumándonos cuando lo vemos en su grandiosidad. Por lo tanto, son de esas cosas que quedan, que marcan además una época y que ponen de manifiesto los recursos que tenía.


Con respecto a lo de administrador, hay un detalle muy curioso y que yo abordo en la novela, y es como el ejército que va a entrar en Portugal ante esa resistencia de la que hemos hablado antes de concentrarse en Badajoz, y cualquiera que vea un mapa de la península ibérica, ve que Badajoz está al sur del Tajo y Lisboa está al norte. Felipe II no quiere entrar por el mismo sitio donde un antepasado suyo como rey de Castilla, Juan I, había invadido Portugal y había sufrido un descalabro absoluto en Aljubarrota, que para los portugueses es uno de sus momentos de gloria.


Entonces decide que el ejército, en lugar de entrar por Salamanca o por Zamora, mucho más al norte, lo hace por Badajoz. Eso implicaba que necesitara una gran escuadra para transportar las tropas cuando llegasen a la costa de Portugal.

El hecho de que concentre el ejército en Badajoz, significaba que estaba dispuesto a gastar más dinero si hacía falta con tal de mantener un criterio que evitase comparaciones que no le fueran favorables.


P.—¿Cómo contrastas lo que acabamos de decir, en ese momento, esa leyenda negra de Felipe II, que no lo era tal, con ese esplendor del siglo de oro, sobre todo culturalmente?

R.— Felipe II fue un monarca muy culto. Se empeñó en dotar al Monasterio del Escorial de esa biblioteca, incluso de libros que estaban mal vistos, pero que eran libros que contienen un determinado saber y un determinado conocimiento.

Era también un devoto de la pintura. Hoy poseemos en España una de las colecciones más importantes del Bosco. Él era un enamorado de su pintura, probablemente porque le interesaba mucho todo eso de la ciencia oculta, el esoterismo, la alquimia,.


P.—¿Qué novedad encontraremos en Dueños del Mundo?

Creo que la novela también es un canto a que hay una resistencia portuguesa. He tratado de que los portugueses aparezcan con una dignidad muy grande frente a un enemigo muy superior.

Nosotros hemos mirado siempre a Portugal un poco por encima del hombro, algo parecido a como nos miran los franceses a nosotros, que decían que Europa se acababa en los Pirineos, se acababa donde están ellos, y que nosotros ya éramos... Bueno, algo parecido ahí, creo que lo hemos hecho mal. Entonces, ese deseo de decirle que una vez hubo la posibilidad de unir a estos territorios que geográficamente, culturalmente, por muchas razones tienen tantas cosas en común, que ha sido la historia la que los ha separado, y a lo mejor no la hemos entendido bien.

Me sumo humildemente a todos aquellos que tanto a un lado como a otro de la frontera han hablado de iberismo. Intelectuales españoles, intelectuales portugueses que han querido que la unidad de la península fuera una realidad desde el punto de vista político también. Bueno pues, no es una novedad pero sí creo que puede ser para conocer un poco mejor a esos vecinos nuestros que tienen mucho de hermandad con nosotros.


P.—¿Qué crees que defendería Felipe II a día de hoy?

R.—Trasladando al personaje, es complicado pero, hay una ola de islamismo muy fuerte y de mucho integrismo, en la que probablemente Felipe II se enfrentaría con más decisión de la que a veces se aplica en la sociedad moderna.

El integrismo de unos no puede ser combatido exclusivamente con la tranquilidad de otros. La tranquilidad tiene que tener una respuesta de la otra parte y tiene, por lo tanto, que haber una especie de igualdad de tratamiento.


Cuando los musulmanes, por ejemplo, se niegan a que se levante un templo de otra religión en su territorio, están actuando de una manera muy distinta a otras civilizaciones, la europea-occidental, en que sí entiende que se pueden levantar templos de esas religiones que no forman parte de la cultura tradicional de la civilización occidental.


YO CREO QUE FELIPE II SERÍA UN PERSONAJE EN ESE SENTIDO CON MAYOR DECISIÓN DE LA QUE EN EUROPA HAY EN ESTE MOMENTO, Y DESDE LUEGO HARÍA VALER EL PODER MILITAR Y POLÍTICO QUE TENÍA POR ENCIMA DE OTRAS CONSIDERACIONES EN ALGÚN MOMENTO.

Por cierto, hubo un debate jurídico muy interesante que llega hasta nuestros días. Felipe II tiene preferencia sobre una prima suya, sobre la duquesa de Braganza, Catalina de Avis, porque es varón. Eso llega hasta nuestros días. Nosotros tenemos una sucesión a la Jefatura del Estado por nuestra Constitución actual que da preferencia al varón sobre la mujer en la sucesión y eso pasó hace menos de medio siglo.

Pero los derechos que le llegaban a Felipe II le venían por la vía de su madre, por la emperatriz Isabel, la mujer de Carlos I, pero los derechos de la duquesa de Braganza vienen por vía masculina, vienen por vía de su padre. Entonces quién tenía relación, si los derechos de una mujer vienen por vía masculina, tienen preferencia sobre los de un hombre que sin embargo vienen por vía femenina, el debate jurídico fue extraordinario en la época.


P.—Qué necesario es que conozcamos la historia. Siempre lo digo.

R.— Para saber dónde estamos tenemos que saber que hemos recorrido un determinado camino qué nos ha traído hasta aquí. La cuestión es aprender de ello.

Veo que nuestro sistema educativo en el terreno de la historia, quieren circunscribir el conocimiento del pasado a los dos últimos siglos. Parece ser que España no existía antes de que se elaborara la constitución de 1812 y eso en mi opinión no es cierta. Aquí hay algo muy importante, tan importante como que en algún momento fuimos la nación más poderosa del mundo en su época, no por un año, dos, tres, sino por mucho tiempo y quizás el momento de mayor esplendor, es cuando se incorpora la monarquía portuguesa a la corona, porque no solamente era Portugal, es que se incorporan todas las posesiones que Portugal tenía, es cuando se dice esa frase que se ha repetido mucho, que "en los dominios de la monarquía hispánica no se ponía el sol" y era cierto, estaban por todas partes.

P.—¿Quiénes son los dueños del mundo ahora?

R.--Es complicado, desde el punto de vista económico los dueños del mundo son una serie de multimillonarios que a veces casi nos imponen criterios hasta desde la perspectiva política. Desde el punto de vista de los estados, es decir, de lo que es ya la estructura política, creo que hay una gran potencia que ha iniciado el declive, que se llama Estados Unidos, y hay una potencia emergente cada vez con más fuerza, que es China. Yo creo que estamos asistiendo a un momento en que va a haber un intercambio de papeles.


Tengo la idea de que la Unión Europea, no me atrevería a decir que es una comparsa, pero desde luego desempeña un papel mucho menos importante que el que ha tenido en la historia en etapas anteriores.

Luego se habla de Rusia, pero, pensamos que su producto interior bruto, es más pequeño que el de Italia. Eso nos está indicando dónde está su poder económico, su capacidad de resistencia, su nivel.


Sigue la entrevista en Youtube y Spotify.


Entrevista: Rosa Sánchez de la Vega

Editor de sonido e imagen: Manuel Muñoz

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