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«La feria es uno de los pocos sitios donde todavía te puedes encontrar y compartir interés con gente que no comparte tus ideas»

«La feria es uno de los pocos sitios donde todavía te puedes encontrar y compartir interés con gente que no comparte tus ideas»

Eva Orúe, directora de la Feria del libro de Madrid 2025

sábado 24 de mayo de 2025, 19:03h
"Mi mayor desafío, fue entender qué significaba la feria"
Con Nueva York como ciudad invitada y más de 400 actividades programadas, la Feria del Libro de Madrid celebra su 84.ª edición del 30 de mayo al 15 de junio en El Retiro. A los mandos, por cuarto año consecutivo, está Eva Orúe, primera mujer en dirigir este evento en sus más de ocho décadas de historia. La recibimos —micrófono en mano, gafas en juego— para hablar del presente, los retos, las emociones y las cifras que no siempre lo dicen todo. Hablamos de sostenibilidad, literatura migrante, gestión, convivencia en la vía pública y hasta de esos abrazos que antes asfixiaba y ahora sostienen. Con lucidez y cercanía, Eva desgrana el engranaje invisible de una feria que vive de libros, pero también de las personas —lectoras, autoras, migrantes, libreras— que la hacen posible. Porque sí: "a veces, dirigir también es cuidar"
P.—Eva, es tu cuarta edición al frente de la feria del Libro de Madrid. ¿Qué balance personal tienes desde que comenzaste hasta ahora?
R.— Pues es poco tiempo, pero se ha hecho muy largo no en el mal sentido sino en el bueno. Cuando yo llegué a la feria, estaba obviamente plenamente consolidada, es un evento que está en la agenda de los madrileños y cada vez más en la de los que vienen de fuera para visitarnos. Pero creo que le hacía falta ponerse a tono con los tiempos, por un lado, unos tiempos de mayor cooperación con otros eventos, más apertura al exterior, y al mismo tiempo, en el aspecto interno, que es algo que a la gente no le interesa, pero que a nosotros nos interesa mucho modernizar, ve y se ve mucho.
Por ejemplo, este año, gracias a Repsol, tenemos placas solares. Por primera vez, una parte de la feria se alimentará directamente del sol. Así que este año nos interesa más que nunca que no llueva. Pero hay otras cosas que no se ven y tampoco hay que hablarlas ni contarlas. ahora ya sí es un evento en la gestión interna perfectamente profesional. Todo está informatizado, todo es mucho más fácil, nuestra página web funciona a una velocidad de vértigo.
Creo que hemos cambiado muchísimo y creo que el cambio ha ido mejor. Por lo demás, la feria es lo que siempre ha sido, un lugar donde se encuentran los libreros, que son los dueños de la feria, pero también distribuidores y editores con los lectores. Vienen a vender, vienen a exhibir sus libros, y luego vienen aquí quienes leen, se encuentren con quienes escriben lo que leen y esa es la esencia, y esa esencia no cambiará nunca.
P.—Diríamos que este año es la feria más sostenible que nunca.
R.—Yo diría que sí, la feria utiliza biodiesel porque tenemos un generador, utiliza electricidad del enchufe, si me permites, que este año es energía 100% renovable también, y encima las placas solares.

Pero es que además todos los vehículos que circulan, los grandes camiones, los pequeños, las carretillas, todo lo que funciona por el centro de la feria es eléctrico. Desde el año pasado los coches particulares no entran. Hay cientos de cosas, otras que son menos obvias pero también importantes. El tipo de vinilo que utilizamos, yo creo que es más sostenible que nunca. En el año en el que el montaje ha sido más difícil que nunca, porque cada vez nos lo complicamos un poquito más. Cada año es más difícil.
P.—“Nueva York ilumina la feria” ¿Qué significa este puente simbólico y literario entre el retiro y la ciudad que nunca duerme?
R.—En realidad son dos ciudades que nunca duermen, sospecho. Hay muchos paralelismos entre Madrid y Nueva York.
Nueva York es mucho más grande y tiene quizá una historia más consolidada en todo el mundo, pero Madrid avanza en muchos terrenos, tiene vocación de megalópolis. Podemos discutir si eso es bueno o no, pero esa no es mi tarea.
Pero, por ejemplo, dos obvios: uno, duerme poco, como Nueva York. Dos, tiene una calle, la Gran Vía, que se parece mucho a Broadway. Yo estuve en la feria de Nueva York, y cuando vas por ahí, dices, esto está en Madrid, esto está en Madrid.
Pero sobre todo el puente lo tendemos porque en Nueva York hay una comunidad importantísima de personas que hablan en español. De hecho, en Estados Unidos hay una comunidad importantísima. Nunca se nos ocurre, pocas veces, pero Nueva York es el segundo país con más hispanohablantes, por detrás de México, muy por delante de España. Y obviamente los hispanohablantes no solamente están ahí trabajando en oficios alejados de la literatura, sino que también están enseñando literatura y escribiendo en español. Y esta es la idea germen de esta edición. En Nueva York, que se escribe en español. Obviamente no podemos dejar de que se escribe en inglés, solo faltaría.

Pero básicamente, lo que nos interesa es destacar que hay unos estados hispanos de América y que es un idioma que además, por las circunstancias que todos conocemos, necesita no sé si una defensa, porque la comunidad es vibrante y defienden el idioma en el que se entienden, pero quizás sí un escaparate en el que mostrar al mundo lo mucho y bueno que ahí se escribe en el idioma que compartimos.
P.—¿Defensa, celebración?
R.— Yo diría que en el origen de celebración, ahora ya también defensa. Como sabemos, están produciendo algunos acontecimientos en Estados Unidos que ponen en peligro el español, pero eso no va a ocurrir porque 60 millones de hispanohablantes no se van a callar de la noche a la mañana o van a pasar a otro idioma.
Pero también hay otra cosa que me parece relevante y hay que subrayarlo. El hecho de que haya 60 millones de hispanohablantes en Estados Unidos no quiere decir que haya 60 millones de lectores en español. Esto, los españoles que hemos emigrado durante generaciones lo sabemos bien. La generación que va sigue utilizando el idioma que domina y aprende el nuevo.
La segunda generación normalmente utiliza el idioma de sus padres en casa, pero en el colegio, en la universidad y por supuesto en el trabajo se pasa al idioma y es lógico que lo haga del país de acogida.
Hay que, iba a decir enseñar, quizá no es el verbo adecuado, pero hay que hacerles entender o hay que defender la idea de que el español no es sólo el idioma del ámbito doméstico. Es un idioma con prestigio literario, es un idioma con prestigio político, es un idioma con prestigio social, debe ser un idioma con prestigio científico y en esa tarea creo que todos los que estamos en el sector del libro, cada uno desde su zona de influencia debe trabajar.
Digamos que es una forma de articular la defensa del español en una ciudad, en un país donde se hablan muchísimas lenguas. En Nueva York se hablan casi 700 idiomas. Por eso que el 30% de los neoyorquinos, al menos en casa, hable español, un español que no es el nuestro. Seguramente es un español puertorriqueño, dominicano o mexicano, pero sí el idioma en el que, como decía García Márquez, el idioma común en el que posiblemente podemos inclinarnos.
P.—Digamos que el abrazo del oso es una metáfora, en cuanto a lo que estás contándome de Nueva York.
R.—La idea es cambiar el significado de la expresión el abrazo del oso. El abrazo del oso en la vida normal, hasta ahora, es un abrazo que te ahoga, que parece cariñoso, pero que en realidad te ahoga. El abrazo de nuestro oso, el oso que ha dibujado Coni Curi, es un abrazo de cariño, efectivamente.

Cuando elegimos a Coni Curi para el cartel, pensamos en una persona que tuviera una visión quizá externa a Madrid y a Nueva York, que ella es Argentina y reside en Valencia, pero sobre todo pensamos en su estilo. Y ella hizo este diseño, por lo que a algunos les puede parecer obvio, pero que a mí me parece muy bonito, el oso madrileño abrazando, no el madroño, sino el Empire State Building. Y el edificio está hecho de libros.
P.—¿Qué lugar ocupan “Los afectos y la ciudad” y “Ciudad mosaico” como ejes temáticos?

R.—Cuando Daniela Mercado, que es la responsable de numerosos, confieso que me pierdo a veces porque son casi 400 actividades, que son muchas, pero pensó inmediatamente en uno de esos. Y lo has mencionado tú en la entrada, cómo vivimos, cómo nos afecta la ciudad, cómo nos afecta el hecho de estar en este tipo de ciudades, que es algo peculiar, distinto a otras. Yo
soy de Zaragoza, cuando me voy a ir no diré que me parece un pueblo, porque obviamente no lo es, pero el ritmo y todo es completamente distinto.
Entonces, ¿cómo Nueva York y Madrid generan literaturas propias? Y ¿cómo la literatura probablemente puede cambiar? No solamente definir o dibujar la ciudad en la que vivimos, sino influir en ella y quizá, quién sabe, cambiar. la base de todo.
El hecho de que la literatura tenga este poder, diría que sí, aunque otros no comparten esta opinión.
P.—Homenajes. Este año a Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Lorca, Vargas Llosa, Auster. ¿Cuál de ellos te emociona especialmente?.
R.—Bueno, es difícil elegir, has citado a grandes monstruos de la literatura universal, pero diría que el de Ana María Matute, fíjate, porque quizás la menos recordada de todos. Matute y Carmen Martín Gaite, este año hubieran cumplido 100 años y no sé si somos del todo conscientes de la influencia que han tenido en la literatura española, y conscientes y justos en el reconocimiento de sus méritos literarios.

Pero bueno, es verdad que habiendo fallecido recientemente, Vargas Llosa tenía que tener un homenaje, Carmen Martín Gaite por sus 100 años, pero también porque es una autora española que estuvo en Estados Unidos, Matute porque cumplió 100 años y porque hay que recuperar su obra y valorarla de nuevo, García Lorca porque es el nombre que a todos se nos ocurre cuando pensamos en Nueva York y Paul Auster porque es un autor de Nueva York especialmente querido en España.
Eso sí, puesto que ya se le han rendido algunos homenajes, hemos pedido que el homenaje que vamos a celebrar nosotros sea distinto y poco literario, diría. O menos literario. Vamos a hablar del Paul Auster cinematográfico, porque es un homenaje en el que estamos trabajando en colaboración con el Festival de Cine de Málaga.

P.—Cine y libros.
R.—Cine y libros. Es un matrimonio ideal. De hecho cada vez es más notoria la presencia en la feria, no como expositores, sino como colaboradores de plataformas de cine y televisión. ¿Por qué? Porque las películas y las series se inspiran muchas veces en libros y también porque hay quien hace el viaje hasta los libros a través de la serie.
Entonces no podemos ser ajenos a este camino de ida y vuelta que tanta gente transita.
P.—Antes lo has mencionado pero ¿te preocupa el contexto político estadounidense y el impacto que tiene en la vida cultural?

R.—ME PREOCUPA EL CONTEXTO POLÍTICO EN GENERAL PORQUE LA FERIA SE CELEBRA EN VÍA PÚBLICA. Nosotros no tenemos seguridad propia en la feria porque no podemos tenerla. A todos los efectos es como si estuviéramos en Diagonal en Barcelona, en Gran Vía en Madrid o en el Paseo de la Constitución en Zaragoza. Son sitios que no nos pertenecen. Estamos aquí de prestado, vía pública. Todo lo que pasa afuera se traslada adentro. El año pasado tuvimos tres pequeños incidentes y querríamos que no volvieran a repetirse. Y para eso sería necesario que la gente fuera del retiro fuera más calmada.

Dicho esto, me gusta subrayar, la idea de que la feria, hay otros espacios, pero LA FERIA ES UNO DE LOS POCOS SITIOS DONDE TODAVÍA TE PUEDES ENCONTRAR Y COMPARTIR INTERÉS CON GENTE QUE NO COMPARTE TUS IDEAS. Y puedes acceder a libros que no defienden exactamente lo que tú defiendes. Y a mí eso me parece esencial.

Tenemos que defender los espacios en los que nos encontramos con los diferentes.
Es importante subrayarlo. Y aquí cabe todo el mundo. A nadie le pedimos el carnet, solo faltaría. Pero del mismo modo que te dejamos entrar a ti, a no ser que el que tienes enfrente sea un asesino en serie, todo lo demás es aceptable.

Las discrepancias políticas, el defenderlas en público. La discrepancia se puede manifestar siempre. Y este es un espacio de libertad. Hay mesas en las que se defienden ideas distintas. Pero aquí venimos a hablar de literatura y venimos a hablar de cosas que nos unen. Y sobre todo, venimos a respetar a los demás. Esa es la línea.
P.—La discrepancia se demuestra a la hora de visitar una caseta, el civismo es ese.
R.—Efectivamente, y tú lo ves, nadie te va a decir no leas ese libro. ¿Te podemos recomendar otro? No la Feria, la Feria no recomienda nada. Pero el librero te puede decir prueba con este otro, o alguien te puede indicar a mí este autor me gustó mucho, esta autora me encandiló. Pero dicho esto, tú vienes aquí, vas a los autores que te interesan y ya está, vive y deja de vivir.
P.—¿En estos cuatro años, cómo ha evolucionado el público?
R.—Quizás lo más notable de la feria es que los de siempre siguen viniendo, pero al mismo tiempo ha llegado mucho público nuevo. La presencia de adolescentes es abrumadora. Además el año pasado nos percatamos y es que incluso gente joven, que en el resto del año no se acercan a librerías, y debemos insistir en que no es un mal sitio para estar, pueden acercarse a ellas, pero vienen a la feria a comprar libros y además vienen en grupo.
Este fenómeno a nosotros nos gusta, porque nos gusta pensar que generamos algún tipo de energía que atrae a esta gente que de otra manera quizá no iría a un sitio donde los libros están ahí para tocarlos. Esto es relevante.
La presencia masiva de niños. Cada vez tenemos más actividades infantiles y más colegios que nos visitan. Y en general la presencia no masiva pero muy llamativa de gente no de fuera de Madrid capital, de fuera de la comunidad de Madrid. Este año por ejemplo abrimos el día 30 que es el día de Castilla y la Mancha, el segundo día el 31 es el día de Canarias. Canarias por primera vez los editores de Lanzarote tienen un espacio en la feria. Estoy segura de que si medimos y podemos hacerlo, la presencia de gente de esas comunidades en esos días se notará. ¿Vendrán 200.000? No, pero vendrán. Castilla-La Mancha es un granero inagotable para la feria. Gente de Toledo, de Guadalajara, que viene, de Cuenca.

También viene mucha gente de Valladolid, por ejemplo, eso que la feria de Valladolid coincide con la nuestra en parte, pero bueno, el tren les permite llegar fácilmente una hora o una hora y cuarto de viaje, están durante todo el día en la feria y se vuelven por la tarde. Y esta presencia cada vez más llamativa de gente de fuera de la Comunidad de Madrid es también creo, un cambio sustancial que tiene que ver también con el cambio en los medios de transporte. Probablemente esto no era posible antes. Mucho más fácil y más cómodo.


P.—Los jóvenes, son los grandes pacientes. Hay unas colas inmensas, pero fíjate que no siempre está bien visto. Porque parece que acaparar ciertos autores como que molesta de alguna manera a otros visitantes ávidos de otras lecturas.

R.—Bueno, tienen que entender que probablemente la aproximación que los jóvenes tienen hacia la literatura que les interesa no tiene nada que ver con la que puedo tener yo. Cuando tú vas a las colas, también numerosas, de autores consagrados, tú ves a gente de una cierta edad, con el libro aquí cogido, y esperando pacientemente su turno.
La gente joven vive la lectura de otra manera y vive la vida de otra manera. De entrada les interesan autores que en muchas ocasiones están fuera de nuestro radar, porque son youtubers o influencers, o gente que se mueve por otros circuitos, los que ni siquiera yo tengo acceso a veces veo las cosas y digo pero este quién es. Mi pregunta más habitual en la feria es este quién es.
Una persona generalmente joven, no siempre pero joven, que tiene la habilidad de escribir y la mayoría literaria, la podemos discutir pero de escribir de aquello que interesa a los jóvenes la manera de acercar a los jóvenes a los libros y luego a la literatura, que son cosas diferentes, es ofrecerles algo que les interese. Y hay autores que lo han conseguido plenamente.
Y además autores españoles, que venden muchísimo aquí y fuera de ellos. Y luego los jóvenes se comportan de otra manera. Se comportan bien, hacen bailes, o transmiten por TikTok, entonces ellos se comunican así con los suyos y nosotros no somos quienes para impedirles o cambiar su manera de ser. Tenemos que mantener el orden e intentar que no molesten a nadie, pero hasta ahí.
P.—¿Pabellón hispanoamericano?

R.—Teníamos desde hace tres años, un pabellón europeo en el que se habla de cómo la cultura nos hace europeos. La economía ya lo sabemos, la política también, pero la cultura…
Este año por cierto el pabellón Europa va a celebrar los 40 años de España en la Unión Europea. La firma del tratado se produjo el 18 de junio del 85, 40 años. Y vamos a hacer una reflexión, van a hacer una reflexión en la que participa desde Enrico Letta, que fue primer ministro italiano, hasta Paloma San Basilio, que nos representa en Eurovisión.
¿Por qué no un pabellón iberoamericano? Si tenemos un europeo, ¿por qué no un iberoamericano? Llevábamos un par de años, quizá tres años, soñando con esta posibilidad, pero nosotros para montar pabellones necesitamos socios. Y este año aparece un socio que fue el Ministerio de Asuntos Exteriores. En 2026 se celebra en España la Cumbre Iberoamericana. El Ministerio pensó que era una buena oportunidad. De momento tenemos un año este pabellón, confío en que podamos convencerles si la programación que hemos preparado les satisface, y que la crítica sea buena, y podamos convencerles de que el año que viene se repita.

P.—Lo que ha cambiado es evidente. Creo que a la Feria del Libro le has insuflado a una inyección de vida, de cosas nuevas, de bullicio, de atracción al libro, de gente.
R.—Indudablemente, la huella del director o la mano del director se nota. Pero si de algo estoy orgullosa, en lo que respecta a mi faceta de directora de la Feria, es en haber demostrado que el equipo que había…,hemos contratado a gente nueva, pero que el equipo que había, dándoles voz, tenía capacidad para renovarla. Porque el trabajo es de ellas. Y muchas de las ideas que parece que son de la dirección, la directora sola no puede hacer prácticamente nada. Sin la ayuda de un equipo, fenomenal.
P.—Solamente necesitaban ese empujón. Trabajar con más ilusión.
R.—No quiero juzgar nada previo a mí, pero sí que he visto cuando llegué que tú preguntabas y enseguida surgían ideas. Hay algunas que son mías, buenas, malas o medio pesionistas, muchas son del equipo.
P.—¿Cuál ha sido tu mayor desafío que has conseguido?
R.—ENTENDER QUÉ SIGNIFICA LA FERIA. Puede parecer raro, pero cuando yo me presenté, sospecho que a los otros 15 que se presentaron les pasaba lo mismo. Yo había sido periodista en la feria y autora en la feria, y paseante de la feria, y visitante de la feria. Pero el montaje de la feria no tiene nada que ver con ninguna de esas experiencias. Nada que ver. Y además cada año es más complicado. Por un lado porque hay una exigencia, mayor respecto del parque, y por otro lado porque se nos ocurren ideas locas que intentamos llevar a la práctica. Y por lo tanto cada año es un poquito más difícil que el año anterior.

ENTENDER TODO LO QUE LA FERIA SUPONE, TODO LO QUE LA FERIA ARRASTRA, TODO LO QUE LA FERIA CAMBIA EN ESTE PARQUE Y EN EL VECINDARIO. Intentar hacerlo lo mejor posible. El primer año estuve de oyente, ya te lo digo. La directora era la becaria. Pero luego, bueno, ahora ya me defiendo. Pero claro, no es fácil, no es sencillo, no es dos días, es una tarea... Hay que hacer un ciclo, como mínimo un ciclo completo.


P.—¿Qué nos repetirías, si se puede contar?
R.— Pues ahora mismo no se me ocurre ninguna, pero seguramente no porque no haya ninguna que pudiera citar. Creo que llegué con la suficiente humildad, pero quizá también un poquito subida en la nube, quizá en algún momento no haber compartido mejor con los expositores las ideas que poníamos en parte.
No siempre es fácil, porque son muchos, con intereses no coincidentes. Y es verdad que hacemos un esfuerzo de comunicación. Por ejemplo, no solamente estamos en contacto permanente. Yo he dicho que el gremio de librería es el titular de la feria, pero la feria está dirigida por una comisión en la que están los tres gremios participantes. Nos reunimos con frecuencia, compartimos un montón de cosas, hay discrepancias, pero hay grandes acuerdos y la relación entre todos es buena. Y nosotros emitimos comunicados para que los expositores lean y sepan. Desde enero, por ejemplo, con mucha frecuencia. Y aun con todo, pienso que en ocasiones la comunicación no es buena. Es verdad que nos atropellamos, ahora mismo ya es que no tenemos tiempo ni para rascarnos la nariz, es brutal. Puede que tengamos que hacer todavía un esfuerzo mayor en comunicación.
P.—Una curiosidad, ¿cómo se reparten las casetas y si eso tiene algún momento de discrepancia?
R.— A ver, para entrar en una feria hay que cumplir unos criterios numéricos que están en el reglamento, pues un documento público. ¿Es justo? Pues no lo sé, pero la única manera que tenemos de saber a quién nos enfrentamos, es por el número de títulos publicados. Entonces, desde la editorial más pequeña tiene este año 27 títulos vivos en catálogo. Y la más grande es uno de los grandes grupos que supera los treinta y tantos mil. En ese abanico nos movemos.


En función del número de títulos vivos en catálogo, estoy hablando de los editores, porque los libreros tienen todos derecho a entrar por el hecho de ser agremiados. De 25 a más de 750, en función de tu número de títulos, puedes acceder a un espacio, caseta individual de 3 metros, o de 4, caseta compartida de 3 metros o de 4, espacio central... Una vez que determinamos dónde vas a ir, hay un sorteo. El sorteo se transmite por streaming para que todos los expositores puedan verlo. Y de hecho se conectan como 200. A mí no deja de alucinarme porque es una cosa muy aburrida.
Siete urnas, en fin... Pero hay interés. Cuando yo llegué, había ciertas sospechas. El sorteo era limpio, pero había ciertas sospechas. Entonces pensamos, ¿cómo borrarlas? Transmitiendo y explicando cada vez cómo es el sorteo. Es un sorteo dirigido.

Al principio hay instituciones y solo instituciones. Luego van las distribuidoras y solo las distribuidoras. Y luego empezamos. Especializadas, editoriales, generalistas, los grandes grupos van al fondo. Todo esto está fijo. Y las esquinas, con dos excepciones, son para librerías que tienen grandes cuotas. Entonces, con todas estas excepciones, hacemos un sorteo. No hemos encontrado un método mejor y yo creo que no es un método malo.


Pero para que la gente sepa que dentro de la complicación es limpio, la manera de hacerlo es público. Se hacía público pero solo en el salón, ahora se hace público para que cualquier expósito que se quiera conectar y de hecho nos pueden escribir durante el sorteo si hay algo que les llama la atención, este año me parece que nos escribió y nos habíamos equivocado en algo, bueno pues en ese momento se para y se corrige. Ya está, no hay ningún problema.
P.—La feria se mide en números, números de caseta, números de visitas...
R.—Si yo te digo que el año pasado vendimos dos millones de ejemplares y que al término de la feria ya hemos hecho una facturación de 11 millones y pico. y un millón de visitas individuales, pues ya está, son cifras. Ahora, si lo que me preguntas es, ¿una feria con tres mil? ¿Vamos a tres millones? Pues seguramente no, porque tres millones de personas metidas aquí dentro sería no moverse y a lo mejor mataba. Eso sí que sería un abrazo de oso. A veces es imposible volver. Nosotros estamos en vía pública, lo he dicho ya, no tenemos una puerta de acceso ni una puerta de salida.
La gente puede entrar y salir por donde quiera y nos impide eso, controlar el número de gente que hay dentro. Pero bueno, los fines de semana hay más gente, el resto de la semana es más tranquilo. Una feria con muchísimas más visitas probablemente moriría de eso. Y queremos seguir en el ritmo. Y queremos que el ambiente siga siendo el que se ve hoy detrás de nosotras, que es un ambiente soleado, con poquito de aire, una buena temperatura. Y una buena temperatura humana también.

Es decir, que tú vengas y puedas llegar a la caseta a la que vas. Para eso hemos trabajado mucho. Por ejemplo, ahora hay algunas colas todavía, pero no interrumpen el tránsito de la feria. De hecho hay veces que yo que voy en patinete y no puedo ir por el centro, me salgo por atrás, entonces ves tanta gente casi detrás como dentro de la feria y están pacientemente aguardándose un turno. Eso dentro mata la feria porque la gente no se puede mover. Entonces, las cifras. Yo soy periodista y sé que está bien que la Feria de Libros de Madrid empiece este año con tantos millones de ejemplares, tantos cientos de miles de títulos, tantas casetas... Es una información que tenemos que dar. Pero no me obsesiono con que el año que viene sean más casetas, más títulos y más ejemplares. Porque no es posible.
P.—Fuera de las cifras, cómo mides la Feria.

R.— Yo diría que una buena feria, es una con público suficiente, pero en la que todo el que viene haya sido capaz de encontrar el libro que buscaba y al autor al que quería conocer. Porque ese es el objetivo. Una feria en la que los libreros, que en definitiva lo que hacen aquí es el mismo trabajo que hacen todos los días, consigan quizá ganar clientes nuevos, gente que hasta ese momento no se había acercado y de pronto encontrar al prescriptor de sus sueños. Una feria en la que los editores me digan, los editores que están todo el año trabajando en una cobachuela y de pronto se ponen a hablar y a vender directamente sus libros, me digan, he tenido la oportunidad de que la gente conozca mi fondo.
Una feria en la que tengamos un público razonable para las muchas actividades que proponemos. Y una feria que no nos cierren. Porque el Retiro tiene muchísimas ventajas, pero luego tiene esta cosa de las alertas.

P.—¿Habrá feria de noche?
R.—Los tres viernes abriremos hasta las 10. El año pasado abrimos un viernes hasta las 11 y medio. Este año, los tres viernes, abriremos hasta las 10.
P.—¿La reina inaugurará este año tambien la Feria del Libro ?

R.—La reina viene el día 30 a las 11 de la mañana. ¿Qué le gusta especialmente? Bueno, hay una parte del recorrido que acordamos con Casa Real, tiene mucho que ver con aniversarios, o con cosas que están relacionadas con el tema central, luego hay paradas casi obligatorias con el pabellón infantil, pero luego lo que hay que ver es dónde se para, porque los conoce y se para a saludar.

P.—¿Es buena lectora?
R.—Me da la impresión que sí. Las conversaciones que mantiene con editores y libreros son de un buen lector. En general, cuando se le ofrece un libro, siempre dice yo leí el anterior o tenía previsto leer el...
P.— ¿Te veremos en la feria firmando, próximamente?
R.—No, este año no. La firmé el año pasado, me parece suficiente. Y no hubo grandes colas en mí.
Pero a veces te llevas más solamente con ver a la gente. Hay mucha gente que viene para ver a famosos. Bueno, se inclinan, se ponen de puntillas.

De todas maneras, ayer estaba repasando la lista, porque nosotros no organizamos las firmas, excepto las que van a carpas de firmas. Esas son más cosas nuestras, digamos, pero las casetas no, pero las revisamos un poquito Y yo estaba alucinada porque había cantidad de nombres importantísimos que no tenía en mi cabeza, porque no van a estar en actividades y sin embargo vienen a firmas. Es muy llamativo. Y muchísimas firmas.

A veces sospecho que hay más escritores que lectores. O como dice un amigo, si todos los escritores leyeran, el negocio está salvado con ellos.

P.—Te voy a hacer cinco preguntas rápidas.
1º—Un sitio favorito de la feria que siempre visitas a solas, si es que lo encuentras.
— No hay sitios favoritos para visitar a solas, a no ser que vayas al baño. No mucho más. Cuando me tengo que refugiar me meto en mi oficina.

2º— Un autor o una autora que hayas descubierto recientemente.
—Pues es que todo lo que he leído recientemente curiosamente han sido relecturas. Te diría David Uclés.
3º—Una palabra que defina la feria del libro, anterior.
—Éxito.
4º—¿Y en el futuro?
— Más éxito.
5º—Un sueño pendiente de cumplir en las futuras ediciones, aunque ya me has dicho que te quedan pocas.

—El reto de la feria en este momento, y por lo tanto el sueño que debemos satisfacer o cumplir, es conseguir que ante un número creciente de peticiones de participación, el espacio que tenemos que es reducido, y esto no es una palabra, ya lo sé, ni una respuesta rápida, en el espacio que tenemos seamos capaces de dar cabida, cuantos más mejor, en buenas condiciones. No vale de nada acumular los expositores o ponerlos en dos plantas. Lo que tenemos que hacer es ofrecer una buena experiencia. Entonces, el reto que tenemos es, hay cada vez más electores, el número de librerías también ha aumentado. ¿Cómo hacemos que eso quepa en el espacio que tenemos? Y además, insisto, no amontonándolos, que podamos poner de manera que los editores estén en sitios que les guste para vender y que los libreros estén plenamente satisfechos del lugar que ocupan en la feria.
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