El enemigo estaba a punto de rodear el ejército romano. Publio Licinio Crasso gritaba por todos los dioses que había que retirarse. César escuchaba al hijo de Crasso lo que él ya sabía y aún así se resistía a dar la orden. No sólo había una batalla, la que todos veían, otra en su interior amenazaba. Podía percibirlo y él sabía que sólo manteniendo la calma más absoluta podría dominar su cuerpo.
—La última vez que nos vimos fue a propósito de “Roma soy yo” en una juventud de Julio César que entonces muchos de nosotros desconocíamos. Nada como leer la historia, conocerla para aprender y no errar, al menos no por la ignorancia, sobre todo en lo que a política se refiere.
La verdad es que la historia la hacen los seres humanos y si los seres humanos repiten las mismas acciones que en el pasado condujeron a situaciones negativas, pues se vuelve a reproducir la situación histórica negativa y ciertamente si se tuviera no sólo ya un conocimiento del pasado por parte de las clases dirigentes sino un interés en no repetir los errores, pues no se repetirían.
—¿Qué crees que mueve tanta ambición de poder?
Bueno, es muy curioso porque el otro día estuve repasando con mi pareja, me acuerdo, que compartimos mucho el tema este del interés de la antigua Roma, y ella tenía unas clasificaciones, unos listados de emperadores de Roma y contando los que mueren por asesinatos directamente ejecutados o que mueren de mil formas horribles por sus opositores políticos, creo que contabilizamos aproximadamente un 70% de los emperadores romanos que mueren mal y sin embargo todo el mundo quería ser emperador romano. Sólo conozco a un senador, a quien se le ofreció por tres veces ser emperador de Roma y las tres veces dijo que no, sabiamente, y consiguió morir tranquilamente de anciano en su casa.
—Sin embargo, la mayoría de los seres humanos desea el poder incluso aun cuando ese poder lo aproxima a una muerte violenta.
Sí, el poder tiene lo que se ha dicho también, la erótica del poder, pero que a veces se piensa que esa atracción, sin duda alguna pasa, pero es que yo creo que el propio poder. atrae, ¿no? Y es un tema que es así. Hay personas donde sus ansias de ambición son tan grandes que se ciegan y no ven que a veces no es lo más inteligente acumular tanto poder. Al menos no lo más inteligente para tu bien personal. Pero yo creo que debe ser como una droga, como el quien fuma o bebe en exceso, y el médico le dice, no fume o no beba tanto, pero no lo puede evitar.
—Hay gente que vive la ansiedad de poder con una ambición desmedida.
En el caso de César hay que tener un matiz en cuenta. Era difícil transformar lo que llamábamos república romana, que era una oligarquía de poderosos con muchos privilegios frente a un pueblo que no tenía tantos derechos, era muy difícil cambiar eso sin acumular mucho poder. Entonces realmente a César no le quedaba otro camino que conseguir la conquista del poder.
—Sí, pero dentro del poder hay ciertas diferencias, ¿no? Por ejemplo, Julio César cumplió desde el primer día con su programa. Por ejemplo, hablas de la reforma agraria que después de 130 años seguía sin hacerse. Hubo una serie de juegos de entretenimiento, a fin de cuentas, la sociedad también necesitaba relajarse, o el propio endeudamiento público y el suyo también.
Sí, él privadamente se endeudaba para conseguir terminar obras públicas, que no tiene nada que ver con lo que podemos ver hoy día, que o bien para hacer una obra pública se endeuda al Estado, es decir, endeudas a todos los ciudadanos, o bien retrae el político de turno, no digo que pase siempre, pero por casos de corrupción, en una obra pública un porcentaje desaparece y se lo queda en algunos políticos. En cambio César se endeudaba él privadamente para terminar las mejoras de la vía Apia.
Él se endeudaba para ofrecer en efecto juegos de entretenimiento que fueran o de gladiadores o que fueran incluso obras culturales e incluso luego tenía la cuestión de la coherencia política de lo que yo he prometido en mi programa electoral, en mi campaña electoral, luego lo llevo directamente al Senado el primer día en que yo tenga poder.
—Julio César nunca perdió una votación ante el pueblo.
¿Cómo no lo ibas a votar? Si cumplía lo que prometía, podría no votarlo los que no estuvieran de acuerdo. Pero todos los que lo votaban nunca se sintieron insatisfechos porque él había cumplido. Entonces eso hay que reconocer que era algo digamos muy digno.
— ¿Llegó a plantearse, hasta qué punto el fin justificaba los medios?
Sí, esto además lo vamos a ver en la serie. Ya aquí en “Maldita Roma” vamos a ver cómo precisamente la oligarquía senatorial dirigida por Cicerón y por Catón van a utilizar todo tipo de estratagemas para que no pueda aprobar esa reforma agraria en el Senado.
Y entonces César va a tener que utilizar todo tipo de subterfugios legales, como por ejemplo sacar la votación del Senado para llevarla a otras asambleas, como las asambleas de la plebe, del pueblo, para intentar votar ahí una ley que también se podía hacer.
Pero al final va teniendo que hacer cosas próximas a lo que hacen sus enemigos. En este sentido tampoco la política de Roma nos tiene que parecer algo desconocido, más bien al contrario, nos hace ver cómo lo que podemos observar en la política del siglo XXI pues ya ocurría, el hecho de que se lleguen a pactos políticos entre facciones digamos en este caso senatoriales que sería como un poco el equivalente a partidos políticos hoy día entre opciones políticas totalmente contrapuestas pero que por intereses comunes deciden aliarse.
De hecho, el triunvirato, el pacto político entre Crasso, Pompeyo y César, en cierta forma es una gran moción de censura para controlar un Senado que hasta ese momento, aprovechando las divisiones entre Crasso y Pompeyo, dominaba en Cicero y Catón, con la oligarquía senatorial.
Entonces vamos a ver cómo César tiene la habilidad de que dos enemigos irreconciliables como Crassio y Pompeyo, unan fuerzas junto a él para hacerse con el control del Senado. ¿Inteligente? Sí, en ese sentido era muy inteligente. Ahora bien, en ese proceso y relacionado con el título, se le va a exigir unas entregas, unas cesiones a Julio César que van más allá de lo que él jamás habría imaginado que se le podría exigir y por eso en un momento dado de la novela Julio César enfrentado a la disyuntiva o hago esto y hago esta cesión o no conseguiré mis objetivos políticos acabará diciendo “Maldita Roma”.
—Tu capítulo sobre la “oratoria” importantísimo en la vida actual, le damos menos importancia de la que merece y bueno apunto una pequeña frase dice: es incuestionable que con un discurso desorganizado no conseguirás nada pero no es la clave para fascinar a tu audiencia. ¿Qué es lo más importante en un discurso?
Sí, bueno, aquí hay distintas opciones, pero sí que hay una cuestión de que Apolonio Molón era maestro de oratoria del propio Cicerón, y Julio César acude a él y le plantea que lo inesperado en un discurso pues descoloca al contrario totalmente y es verdad que cuando en un discurso político hay un político que tiene la habilidad de decir algo que es inesperado, sorprende, y cautiva a veces. Por ejemplo, estoy pensando cuando Churchill en la Segunda Guerra Mundial con Hitler preparando la invasión de Inglaterra y decir aquella famosa frase, que solo puedo prometer: “Sangre, sudor y lágrimas”.
Pues te dice algo que es brutal, que es durísimo, es inesperado porque esperas que te diga otra cosa, pero al mismo tiempo te hace ver, que esto es lo que hay, me está diciendo la verdad, no me está mintiendo.
Cuando tú quieres tener un discurso muy preciso, muy concreto, tienes que prepararlo muy bien. Y hoy día es muy frecuente en la clase política que hablen antes de que su cerebro se haya despertado y probablemente el cerebro sigue durmiendo o de la resaca de la noche anterior o algo así, pero ellos ya farfullan y acaban diciendo muchas cuestiones muy absurdas.
—Mujeres en la vida de Julio César hubo muchas, unas más recordadas que otras. “El poder se construye sobre mucha sangre”, que diría Aurelia; su madre. La humanidad muchos siglos después tira de democracias y de derechos que nos da períodos de paz
Sí y yo creo que lo que tenemos que intentar seguir haciendo es, ante la inercia que tenemos y además rascamos muy poco y nos sale el troglodita, nos sale enseguida el neandertal fíjate que en los años 90 en el corazón de Europa no pudo parar la guerra de los Balcanes con una crueldad brutal y poco menos que tuvieron que venir los norteamericanos para intentar ahí poner un freno a todo aquel desmán y por la fuerza. Entonces, ¿qué ocurre?
Que a mí me duele mucho cuando veo políticos inconscientes que azufan situaciones que conducen a polarización, porque de la polarización a una situación violenta hay muy poco, muy poco ya que caminar y me da mucha rabia porque siempre pasa lo mismo tanto en las guerras como en cualquier conflicto donde haya violencia, en la calle se pega gente que no se conoce por culpa de gente que sí se conoce y que va a estar en sus casas tomando no sé si mejillones o tomando pescado o jamón tranquilamente, mientras hay gente que en la calle o en las trincheras o bien se mata o bien se pega. Y eso es muy miserable, eso es muy miserable. Porque lo que tienen que hacer los políticos es buscar formas de consenso.
No puedes conseguir... cuando tú no tienes el 95% de la población de acuerdo contigo en lo que sea tienes que llegar a un consenso y cuando el país está medio dividido 50-50 pues tienes que buscar consensos. Yo sí que reivindico la importancia de llegar a este tipo de consensos el otro camino, bien, lo emprenderemos acabaremos mal y cuando estemos curando a la gente en los hospitales pues volveremos a replantearnos de que hay que llegar a un consenso. ¿Realmente existe la necesidad de que pasemos por unas situaciones violentas y tan tristes? bueno, pues por eso pienso que la clase dirigente se lo tendría que hacer ver de alguna forma. Y todo esto venía por la pregunta que era...
—Porque el poder se construye sobre mucha sangre.
Mucha sangre, pero las democracias occidentales siguen siendo, a mi entender, pese a todas estas imperfecciones, el mejor de los sistemas políticos que ha encontrado el ser humano.
Entonces lo que tenemos que hacer es protegerlo y las democracias occidentales se sustentan en el sufragio universal, en que haya derechos iguales para todos y para todas, y para todos los géneros y orientaciones sexuales, religiosas, etcétera, etcétera, y en una división de poderes que Montesquieu ese día que se levantó estuvo muy, muy sembrado, sí sí, muy bien y tiene que diferenciarse el poder legislativo, del poder ejecutivo, del poder judicial. Todo esto es básico y tenemos que proteger esto y si no, cuando cualquiera de estos factores se debilitan o desaparecen la división de poderes o no haya sufragio universal pues no todos los derechos sean iguales para todos, pues todo se va a la porra.
—Vamos mal.
Claro. Vamos muy mal. Se va genéricamente de forma mal siempre que ocurre esto. Las lecciones que puedes extraer de Roma, es que como en Roma se cometieron muchísimos de estos errores, lo que deberíamos es leerlo para asimilarlo y comprenderlo y saber que esto no hay que repetirlo. Yo lo que sí que intento es que por lo menos contarlo de una forma entretenida para que el proceso de aprender de todo esto sea además entretenido, porque aplico la máxima latina “enseñar deleitando”
—¿En qué se equivocó Julio César?
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