«Cuando vi la potencia, no la importancia; de las redes, me di cuenta que si perdíamos este hilo, nosotros nos desconectábamos de la gente joven, de tus hijos, de tus nietos»

Rafuel publica las mejores recetas para cada día. El influencer gastronómico más destacado. El chef Rafuel publica sus grandes éxitos.

El secreto de su éxito, recetas muy apetitosas, aderezadas con simpatía y con esa inmediatez que casi todos hoy día necesitamos.

—¿Cocinar es como un acto de amor, el más salvaje porque tenemos la necesidad de alimentarnos tanto como de respirar?

Bueno yo tengo la manía que desde pequeñito como todos los días y teniendo en cuenta que hay que hacerlo y luego hay que sentarse con los tuyos o con tus amigos o con tu familia pues es un momento en el que tenemos la necesidad de comer pero también de hablar y no hay tantos momentos para poder hablar en familia.

Hasta hace 15 años nos lo absorbía la televisión. Hoy, gracias a Dios, nos sentamos y no tenemos televisión, pero tenemos móviles y lo que hemos de intentar es que una persona que se está comiendo contigo, tú atraigas más que el móvil. Y esto es lo que se intenta. Al menos yo he intentado inculcar en casa, poder hablar este rato. Es una cosa que tiene que ir preparada, de una buena comida.

Y más que de una buena comida, de una mesa bien puesta. Porque para mí una buena comida también puede ser una ensalada. Pero necesita de una mesa bien puesta. Como si todos los días fuera Navidad.

—¿No te parece que cuando nos sentábamos a comer y veíamos la televisión, siempre comentábamos alguna noticia, pero el problema del móvil, es que te hace individualizarte más, aislarte más.

Sí. Pero fíjate yo por ejemplo y hace mucho tiempo que lo hago, voy a la carnicería y si al carnicero le llaman por teléfono, coge el teléfono y me deja a mí que he ido personalmente, yo me voy, aquel día no le compro somos nosotros los que hemos de revelarnos.

—Ir a comprar, porque es verdad que el plato se devora. Y antes de ello ha tenido su proceso:

Primero pensar, ¿qué comemos?, que a veces no sabes qué poner para no repetir. Luego, una vez que tengas la idea, ir a la compra, luego llevarlo a casa y elaborarlo, cocinarlo y ponerlo.

¿Por qué no hacemos una cosa? Vamos primero al mercado, vemos lo que nos apetece y lo cocinamos. Bien.

O sea, pero fíjate que todo lo que están utilizando son productos muy frescos, muy frescos, tomates muy buenos, hacen combinaciones las aceitunas, las anchoas, el tomate, el alcaparra, o sea, pero todos productos de la tierra. Y a mí me gusta mucho el tema de la pasta porque es mediterráneo, mediterráneo. ¿Valle? Es igual que nuestros arroces, nuestras fideuás, de estos. Vayas donde vayas te hacen un arroz y puede ser sensacional. y digo arroces, porque luego hay lo que es la receta paella, que es una receta muy concreta, en la cual hay un trabajo detrás que nadie sabe.

—¿Recuerdas tu primera receta desastrosa?

Yo creo que hay muchas, mis hijas te lo dirían rápido una vez papá hizo unos garbanzos y cuando se acordó ya estaban quemados.

—La importancia de las redes, Rafael ¿Tú mueves masas?

Cuando vi la potencia, no la importancia. La potencia de las redes me di cuenta que si perdíamos este hilo nosotros nos desconectábamos de la gente joven, de tus hijos, de tus nietos y de esto. Y me di cuenta en el 2008 cuando el boom de Facebook y fue cuando estaba en una reunión del colegio y los profesores decían hay más niños conectados a las 7h de la tarde que aquí en el colegio. Porque los que han faltado también están conectados, y esto no sé si es bueno o es malo, pero algo tenemos que hacer nosotros para entrar aquí dentro. Eso es. Te hablo de un 2008.

Poco tiempo después, un día había hecho una cena de macarrones. ¿Sabes aquello que gritas en casa y nadie viene?

Te escuchan pero no te hacen caso.

--Sí, me suena.

Pues no me hacían caso, pues hice una foto y lo puse por Facebook y las niñas del colegio me decían, ¿podemos venir a cenar a tu casa?, las primas vinieron antes que mis hijas.

De repente llegan a la cocina, y me dicen:

—¿Papá que has hecho?

—Digo: si no me hacéis caso lo pongo por aquí. Desde aquel día estoy conectado.

Estoy en en instagram desde el 2012 y he colgado todos los días un post constante, constante, no hay que ser el mejor, hay que ser constante y luego una cosa muy importante que yo tengo muchos seguidores porque yo les he enseñado recetas y yo no enseño lo bueno que soy, yo enseño hacer una receta.

Normalmente los cocineros lo que hacen es enseñar una receta para que vayas a su restaurante y esa es la diferencia y me hice las recetas fáciles en el 2017 las hacía de 30 segundos.

Entonces todo siempre ha estado pensado de acuerdo con la gente que te ve. Y para esto lo que tienes que tener es comunicación. Y conservar lo que tienes y tenerlos contentos si alguien te escribe tienes que contestar porque no hay cosa más tonta que escribir y que nadie te va haga caso porque todos te merecen el respeto de contestar.

—Mi madre cocina de maravilla. Mis hijos cocinan muy bien porqué ven a mi madre. Yo soy mas perezosa, pero es verdad que cuando lo hago, lo hago muy bien. Bueno, el caso es que cuando le pregunto una receta le digo, mamá, ¿qué cantidad?

A ver, puntualicemos. Tú tienes un trabajo que te gusta, no sé qué, haces diez horas de trabajo cada día y cuando llegas a casa, como todo el mundo, pues llegas cansada.

Osea, no, cada uno tiene su trabajo y lo intenta hacer lo mejor posible. Y cuando llegas a casa, a lo mejor es que tenemos que cocinar entre todos los que estamos trabajando exactamente tu no eres el burro de carga de la familia. Es que esto es una confusión, una confusión que se tiene y yo entiendo tu postura porque claro, tú llegas cansada como todos y que se te sienten en el sillón esperando que tu sigas, pues no.

—Gracias te lo agradezco. Te decía, cuando cuando pregunto una receta a mi madre y le digo qué cantidad o cuánto tiempo de cocción, no sabe decirme, pero te aseguro que le sale todo riquísimo y perfecto. Todo es a ojo, están acostumbradas a utilizar medidas como su propia mano, prueban la comida cien veces y posiblemente esa inmediatez no la tienen.

Mira, a mí me pasa. El otro día estuvo en casa, vino un cocinero que tiene uno de los mejores arroces de España y vino a casa a comer, y me dijo: Rafa hay una cosa que es esencial: no se mide el arroz, ni el sofrito, ni el caldo y le salen unos arroces tremendos.

Yo tuve un profesor que era un borde, y le digo:

¿El fuego para este arroz?

Que esté encendido

¿Tiempo para cocción?

El suficiente. (Risas)

—Los caldos sanadores. Caldos, vuelvo otra vez a mi madre, que cualquier cosa lo aprovecha para un caldo.

¿Me permites? ¿Tu sabes cómo tu madre caldo?

El caldo de verduras lo hace con lo que tiene en la nevera, en el cajón de la nevera. Igual que mi madre, igual que mi abuela y de esto. Y cogen aquellas zanahorias manchadas, las rascan y las ponen. ¿Y cuántas ponen? Las que tienen. Este es el caldo de verduras de casa. O un trocito de pescado que ha quedado antes de cocinarlo. Todo, todo. Pero es que eso es tan rico. Es que esto es la cocina de casa.

—El buen oficio de dejar que los niños entren en la cocina y ayuden y participen. Más que ayudar, participar y se acordarán toda la vida.

Yo recuerdo muchas escenas de la cocina con mi madre y me acuerdo cuando se iba al despacho de mi padre le robaba un montecristo y mataba a los angulas con tabaco.

Después de comer mi padre preguntaba por su puro y le decía ya te lo has comido.

Entonces estas anécdotas, mi madre, yo la acompañaba a comprar al mercado y a las 6 de la mañana pero luego te daba un premio y a lo mejor entrábamos en un sitio y a las 8 de la mañana pues nos comíamos 12 gambas o sea, esta participación en la cocina me hace que los recuerdos sean muy bonitos y que te acostumbres a comer bien también…

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