El escritor Andrés Trapiello, presenta su nueva novela “Me piden que regrese” (Destino 2024) Una historia de amor entre un espía y una aristócrata en los años convulsos del Madrid de la posguerra donde el espionaje, la historia, la trama y el amor, está envuelto en referencias veladas y evidentes.
La rueda de prensa tiene lugar en uno de los salones del mítico restaurante Lhardy de Madrid, muy acorde con los escenarios de una buena parte de la historia.
“Esta es la novela que quería escribir, una en la que no quiero que haya divisiones entre españoles” declara el autor.
Y continúa: “Viajamos en el tiempo a 1945, cuando los servicios norteamericanos le piden al estadounidense Benjamin Smith que regrese a España porque ha de llevar una peligrosa misión: apartar al jerarca del régimen a quien, por cierto, no conoce, en un Madrid insólito de aristócratas y militares, espías y diplomáticos bien distinto al que dejó diez años antes"
“Por un lado, aquellos que no quieren ceder los privilegios de la victoria de la Guerra Civil, y por otro, aquellos que tratan de que la lucha continúe mientras tratan de sobrevivir a la derrota”
Trapiello asegura que: “lo más importante de esta novela es que me gustaría mucho que se leyera. Que se leyera masivamente. Porque está pensada para ellos, para todos los españoles, para todos los lectores, hoy que estamos hablando de un país dividido de gente dividida, de muros”
Y continúa: "Mucho más que la historia, mucho más que la política, mucho más que la sociología. La literatura es aquello en lo que cada lector deja fuera mucho de sí mismo, no siempre de lo mejor, para encontrar o tratar de encontrar entendimiento y sentimiento, conocimiento y emociones. Y esto es universal, por encima de las creencias, de las ideologías”
“Os puedo decir que es la novela con la que estoy más conforme, primero porque se reúnen aquí tres asuntos: El Quijote y Cervantes. Por razones familiares e históricas: la guerra civil. Y el tercer asunto es: Madrid. Madrid ha sido para mí, mi casa materna y paterna, donde me he criado, donde me he hecho como persona, como escritor, y estos tres asuntos están en este libro” afirma el autor.
“La crónica en general y la historia son una vasija rota, casi siempre. Una falta de sentido, porque la historia y nosotros mismos no tenemos sentido y ahí es donde entra en juego la ficción, porque la ficción da sentido a lo que no lo tiene”
“Es importante decir que esta no es una novela política, no es una novela de la guerra civil, no es una novela ni siquiera de la posguerra española que tenga como sujeto la posguerra española. Esto es un paisaje, un decorado y unos figurantes que ayudan a entender la trama verdadera, que sale de ahí, que son personajes históricos en el sentido de que están metidos en la historia y en la ciudad y que son sobre todo gentes que como yo tratan de entender esto, de darle un sentido y por eso me he fijado en dos personas que son enteramente libres y solo porque son libres pueden acometer lo que ellos hacen en contra de sus respectivos bandos. Ellos pertenecen a bandos distintos, ellos pertenecen a clases sociales distintas y teóricamente en una sociedad estamental muy rígida y desde luego en el peor momento de la historia de España que es la historia siniestra de esos años especialmente” ratifica Trapiello.
Y añade “Que nadie me diga que soy equidistante, que nadie diga que ahora quiero blanquear el franquismo. No digan tonterías, o sea, en la verdad ni se blanquea ni se ennegrece. Todo aparece con las sombras adecuadas y con los brillos adecuados por lo tanto, necesitaba dos personajes en cierto modo no equidistantes pero sí representantes del drama de España”
“Los dos, un hombre y una mujer, pertenecen, como digo, a mundos distintos. Los dos se han mantenido vagamente apartados de la guerra civil, por tanto, no están marcados por ese hecho, aunque son víctimas de la guerra civil tanto uno como otro, los dos han perdido a seres muy queridos en circunstancias muy dramáticas, es decir por la violencia injusta de la guerra civil”
"Otro de los asuntos de la novela, aclara Trapiello, es sobre la mistificación entre lo que es original y lo que es falso. Toda la novela está llena de ambigüedades, de lo que no es rojo ni negro, ni negro ni blanco y que es el lector el que va a decidir siempre qué es lo que está sucediendo. Arrastrado espero, por la personalidad de los personajes, de los que he tratado de hacerlos lo más atractivos posible, porque son muy atractivos y porque son libres y eso es lo que tienen en común por encima de sus bandas"
"Este libro es el que menos me ha costado escribir, quizás porque llevaba 30 años en la cabeza dándome vueltas y buscando el marco, bueno, también quizás lo notéis, a mí me cuesta mucho escribir todo, tenía claro los personajes, pero lo que se ha ido decantando tanto durante el tiempo, es qué debían representar los principales personajes" Reconoce el autor.
"La novedad trata, justamente de convocar a todos los lectores a un lugar donde las posibles divisiones, el posible encono, desaparezcan, se dejen en la puerta y que se haga pasar un buen rato a los lectores, pero no realmente pasar un buen rato, sino que el lector acabe entendiendo a los otros protagonistas, se entiendan, y encuentran un territorio común para entenderse, ya digo, contra toda evidencia, contra toda la época, la época pone todos los obstáculos posibles para que esto no fructifique" defiende Trapiello.
"Lo bonito de la escritura de novelas es lo contrario de la crónica donde estás muy sujeto, siempre dices no me quiero pasar, no quiero señalar, no quiero ser capcioso".
Trapiello tiene claro que : "La historia no se reescribe, la historia se investiga y se hace. Y punto. Te guste o no te guste. Ahora, que luego venga la gente intentando acomodar sus ideas a la realidad es otra cosa. pero eso sí, y en ese sentido me siento como los personajes de mi novela creo que he sido una persona bastante libre a la hora de hablar de escritores de la guerra civil, a la hora de hablar de memoria histórica y reconocer las injusticias de un lado y las de otro y las víctimas, lo he repetido mil veces, son todas iguales".
"Los que cambian muchísimo son los victimarios. Cada uno lo es a su manera. Pero las víctimas son iguales. De derechas o de izquierdas"
"Creo que escribimos todos el mismo libro, desde luego. Y que no hay tanta diferencia. Pasado el tiempo lo que tenemos en común es la vida. Y la literatura buena es muy parecida en todas partes. Y la mala también"
"El novelista va más lejos que el historiador, siempre. El historiador tiene un punto en el que no puede ponerse en el lugar del otro. El historiador coge los hechos y no puede imaginar qué sentía, qué pensaba. Esa es la función del novelista"
"El título de este libro “Me piden que regrese”, lo toma de Emily Dickinson, y unas palabras que ella dejó anotadas"
Trapiello, publicó un ensayo histórico: “Madrid 1945, La noche de los Cuatro Caminos” (Destino2022)
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