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«El fantasma de un niño es un espejo en el que vemos reflejadas nuestra propia fugacidad. Son los muertos antes de tiempo»

«El fantasma de un niño es un espejo en el que vemos reflejadas nuestra propia fugacidad. Son los muertos antes de tiempo»

"Immaturi" Javier Pérez Campos (ed.Planeta)

miércoles 11 de octubre de 2023, 16:36h
"Realizar un aislamiento en un cementerio es una manera de empatizar con el testigo"

Cita con Javier Pérez Cámara y el Fantasma de la 205.

Estamos en el Salón de la Chimenea del Parador de turismo de Mérida. Un lugar donde se ubicaba a los enfermos que estaban más graves y que no podían acudir a la iglesia, para que pudieran escuchar misa en la capilla, situada justo enfrente de esta sala.

El parador fue anteriormente, cárcel de hombres y luego de mujeres, una casa de dementes y hospital.

No es un lugar cualquiera, es un lugar activo desde 1700. Los suelos que estamos pisando, tambien lo han sido ​​por personas muchos siglos antes que nosotros que ocuparon este lugar hace tiempo con sus preocupaciones, con sus dudas, con sus miedos. Y, todo eso podría haber quedado aquí, ¿no?.

Es una de las hipótesis. Lo que cuentan muchos trabajadores de este lugar, trabajadores veteranos que en ocasiones llevan 30 años, incluso más, y que perciben que no están solos, porque han sentido la presencia de alguien que ademas parece que quiera “jugar” con ellos.

Concretamente hablo de la habitación 205, donde yo siempre me quedo, cada vez que vengo a este Parador de Mérida, porque es un lugar muy especial. Un lugar en el que los trabajadores no quieren entrar solos. Piden entrar siempre acompañadas para limpiar la habitación, porque en más de una ocasión les ha ocurrido, por ejemplo, hacer la cama, darse la vuelta para abrir la ventana y ventilar la habitación y cuando vuelven a girarse en cuestión de pocos segundos la cama está completamente deshecha, con las sábanas tiradas en el suelo como si alguien la hubiera deshecho.

Hablaban también de golpes en el interior de la habitación cuando no hay nadie ocupándola e incluso de un llanto infantil que procedía de dentro del armario y todo eso ha generado un ambiente de tensión en los trabajadores, que ha provocado que muchos no quieran trabajar aquí.

Y finalmente, uno de los elementos más recurrentes y que por eso aparece en el libro, es la aparición de un niño. Un niño de corta edad, de unos cinco años aproximadamente, que corretea por los pasillos del Parador, al que han visto también muchos trabajadores.

Parte fundamental de los testigos son los directores del Parador. El director es muy escéptico, Daniel, pero sí que fue testigo de cómo su mujer y sus dos hijos han hablado de esa misma figura, infantil a la que se han llegado a encontrar en los pasillos de este Parador.

—Cuando hablamos de “fantasma” se abordan muchas posibilidades.

Sí. Y a nivel cultural también, porque hay muchas hipótesis sobre si el fantasma es alguien que se ha quedado en un lugar y que viene a decirnos un mensaje, alguien que se ha quedado por algún motivo que desconocemos, o si tiene que ver también con los miedos que uno arrastra en su interior y que son capaces de manifestarse fuera de nuestra mente.

Pero sin duda la descripción clásica del fantasma es el que ha muerto y regresa en ocasiones para dejar un mensaje. Me interesa mucho la terminología antigua sobre la posibilidad del fantasma. Immaturi, en la antigua Roma, eran los muertos antes de tiempo, los que morían cuando no tenían que morir, que eran los niños, y se les denominaba de esta manera y se les enterraba de manera diferente.

—Supongamos que alguien dice que ha visto un fantasma. Me pregunto cómo se lleva a cabo una investigación.

Pues lo primero de todo es entender muy bien al testigo. Empatizar con él, permitir que te cuente la historia de principio a fin y de ahí sacar una primera conclusión. Yo en el libro cuento, por ejemplo, mi entrevista con una madre en Langreo, en Asturias, que ha perdido a su hijo muy recientemente, que dice verlo en la casa y que sin embargo tiene todas las posibilidades de ser una alucinación de duelo.

Pero luego hay otro tipo de apariciones, que son muy distintas, que no tienen que ver con duelos, que ocurren en lugares insospechados y que el testigo, además, no tiene un vínculo emocional con la aparición. Y ahí es cuando uno tiene que empezar también a indagar sobre el pasado del lugar y eso es algo que a mí me interesa.

Yo me siento un poco como el arqueólogo que va excavando en las capas de la historia y a veces la historia empieza con un testimonio; pero ese testimonio por ejemplo la aparición del niño blanco en Aceitunilla, que muchos describen claro como un feto de pequeñas dimensiones con las malformaciones propias de un feto, resulta que ese tipo de visiones de fetos, de apariciones espectrales de neonatos, que a nosotros culturalmente nos parecen muy lejanas o no las hemos escuchado antes, pues resulta que en la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XVIII incluso, se hablaba de manera rotunda y contundente de ellas. Eran niños que regresaban del otro lado porque no habían sido bautizados o incluso porque no se les había puesto un nombre.

—¿Hiciste un aislamiento en el cementerio de la Aceitunilla? Exactamente, ¿qué es ese tipo de aislamiento? Yo te imagino en el cementerio, solo en la oscuridad de la noche del camposanto.

En el fondo es un poco intentar empatizar también con los testigos.

"El amor funciona como un pegamento infinito que intenta fijar incluso los desgarrones más profundos e incurables y se manifiestan las formas más increíbles. El fantasma de un niño es un espejo en el que vemos reflejadas nuestra propia fugacidad. Son los muertos antes de tiempo: Los Immaturi.

Puedes seguir la entrevista en Spotify o Youtube.

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