Rosa pasa página tiene una cita con Cristian Schleu escritor que debuta en Ndenovela y lo hace con un buen emplatado.
Víctimas sentadas a la mesa con el abdomen abierto y sin vísceras, dejando al descubierto un agujero en el que se encuentra el bolo alimenticio perfectamente presentado y emplatado. Un asesino que comete crímenes gastronómicos.
--Filippe Bouvier quiere ganar su segunda estrella Michelin. Eso supone una presión no siempre fácil de gestionar. ¿Cómo es la visión de un chef a la hora de preparar un plato enfocado a ganar esa segunda estrella?
He trabajado en dos restaurantes, no a este nivel, pero claro, estamos hablando de alta gastronomía, entonces el nivel de exigencia todavía es mayor. El grado de perfeccionismo que intenta el personaje, ese grado de perfección de agradar, de que todo salga a la minute, ¡ostras! Es una presión muy fuerte para él. Entonces, claro, juega bajo estas presiones, necesitas un buen equipo, un buen tándem. Y en su caso yo creo que lo tiene.
—Estás hablando de Tsu. Preséntanos a este personaje.
Pues Tsu es un poco el antagonista de Philippe. Es decir, yo cuando pensé en los perfiles, pensé en un cocinero. Y después pensé, ¿y por qué no los dos? De hecho, a Filippe muchas veces se ve reflejado en Tsu y le sirve un poco como de espejo. Y conocer a Tsu a través de los ojos de Filippe, yo creo que también es enriquecedor. De hecho, creo que se complementan muy bien.
—Te voy a hacer una pregunta que te va a descolocar.¿Cómo se limpia una lubina?
La descamas. La cortas a lo largo. Y a partir de ahí la fileteas e intentas sacar lo que es la espina central.
—El oyente se preguntará por qué se me ha ocurrido, pero solo necesitan leer el libro.
--Vamos a ir dando cuchilladas. Yo creo que no hay nadie que esté más próximo y durante más tiempo de un arma blanca que no sea un cocinero.
Y has de tener la cabeza muy amueblada para que ese objeto no haga una función diferente de la que tiene preparada, vamos, de la que marca su destino. Pero sí, realmente mucha gente tiene a mano cosas que a priori podrían parecer peligrosas. La cuestión es la sensatez y la cabeza.
—Exacto. Abríamos la entrevista con una escena dantesca, un asesino que lo que hace es que corta el abdomen y lo vacía. Apenas se necesitan 30 segundos para introducir el bolo alimenticio en la boca y pasar por el esófago. Justo son 30 segundos el tiempo necesario para que esa persona esté viva.
¿cómo se puede digerir una escena tan dantesca?
Pues yo la digiero por mis años de publicidad y yo he dedicado mucho a pensar, a tener ideas, a escribir anuncios e historias, entonces surgió que un día que yo iba en moto por Barcelona.. Entonces pasé al lado de un restaurante que conozco y que hacen unos garbanzos espectaculares. Y, ostras, se me vino a memoria esos garbanzos que están realmente buenos. Entonces, al cabo de unos pocos metros, vi un accidente de moto y una ambulancia estaba socorriendo a una persona en el suelo de la cual solo veía los pies.
Entonces ya mi cabeza se disparó, empezó a... pues eso, a derivar ideas, y me imaginé lo peor, fracturas, heridas abiertas, entonces ahí es donde relacioné realmente el tema de los garbanzos de los que venía a qué es lo que se podría encontrar en ese accidente, entonces pensé, esto podría estar bien como punto de partida, como una premisa para una trama.
Y ahí, como tú antes me lo has dicho, pensé, ostras, claro, aquí si lo plantas en medio de un panorama de homicidios y tal, entonces tendría que meter a los al sargento de turno, al teniente, al capitán, y pensé que todo eso estaba muy manido ya en el sentido de que hay mucho y muy bien escrito. Y pensé, ostras, pero es que la temática me lo está ofreciendo una bandeja.
—¿Cómo lo puede digerir el lector?
Estamos acostumbrados a muchas cosas, hemos leído mucho, muchas vísceras, mucha casquería humana y muchas series. Entonces cada vez nos han ido educando y haciendo más insensibles a estos primeros impactos.
—La investigación, como bien dice, tiras de Philippe y de Tsu conjuntamente con el inspector. ¿Cuál es la relación que hay entre ellos? Bueno, pues el capitán es el cuñado de Philippe, y al cual hace como dos años y pico que no ve. Se han distanciado por motivos y, claro, volverlo a ver es un bofetón.
Desde el inicio de la novela a Philippe no paran de darle bofetones, la vida, su familia, sea política o no, entonces él como buenamente puede va intentando encajarlos y situándose en ese panorama que se le viene encima.
— Estamos hablando de su hija, de Charlotte, a quien no digo que tenga aparcada, pero quizás enfrentarse a ella o escucharla le traiga de nuevo a una realidad que no quiere vivir.
Exacto. Sï a veces es una huida a la desesperada de sus problemas reales, de su día a día. Entonces lo que hace es buscar en la cocina y qué mejor lugar que en su cocina. En este sentido es muy duro.
—¿Lo importante debería tener prioridad sobre lo urgente?
Sí. pero muchas veces nos olvidamos de eso. El día a día, las redes sociales, la vorágine en la que vivimos, nos olvidamos por completo hasta que no nos dan un buen bofetón. La vida no nos da un buen bofetón o hasta que por otro motivo no nos plantamos y pensamos un poco y recapacitamos.
—Charlotte vive una adolescencia difícil, voy a decir, y luego está la abuela.
La abuela debería ser esa paz. Pero obviamente lo ha pasado mal y de hecho es un poco el pilar de esa casa. La abuela es un poco el pilar. Claro, también es verdad que ese pilar por su manera de ser, de gestionar las emociones, de cómo es ya, por naturaleza, por genética esta persona, ya se le da bien, y se toma las cosas con mucha filosofía.
—¿Qué hay en el estómago de un asesino como éste?
Creo que hay mucha inteligencia, mucha recapacitación y también mucha humanidad. Humanidad. Dentro de la psicopatía que padece, porque es un psicopata realmente es un monstruo, tiene un punto muy humano.
Y esto no quería dejarlo perder. Quería que este hilo estuviera ahí, al margen de que, obviamente, un psicópata se caracteriza por ser una persona fría y calculadora. Y el nuestro, aparte de emplatar bien, tiene eso.
—Esa forma de humanizarlo consigues que el lector no lo culpe, no lo quiera juzgar tan pronto.
Exacto.
—Con esta presentación que hacíamos al principio, en la que es totalmente imaginable dentro de lo que nos alcanza la imaginación, en esa presentación de esa víctima, lo primero que te surge es por qué. Tiene que haber una razón. Y en ese por qué, en esa búsqueda de la razón, ya estás empezando a no juzgar, a no acusar al psicópata.
Yo creo que eso es un muy buen planteamiento. Muchas veces nos obcecamos con el quién y es lo de menos. Es el porqué. Sí, es el porqué y es el cómo, el cómo te han llevado hasta ahí, cómo la trama te ha ido conduciendo.
--Es una novela donde se abren muchos interrogantes, como es en el caso de la trama, ¿no?
Es una trama que te engancha, es muy trepidante, genera mucha dopamina inicial, pero realmente son los personajes los que al final liberan en ti esa oxitocina que es más a largo plazo.
Es con lo que realmente te puedes llegar a enamorar de los personajes. Y a mí las novelas lo que me gusta es que al final vivir la novela desde todos los ángulos, que sea lo más poliédrico posible y poder excusarlos a todos y poder cagarme en todos, eso es lo que me gusta que haga una novela conmigo
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