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«No he creído nunca en el amor, porque rara vez es perfecto»

«No he creído nunca en el amor, porque rara vez es perfecto»

"Cuando volvamos a vernos" Isabel Arias (Planeta)

domingo 17 de marzo de 2024, 13:29h
"No creo en estirar las relaciones por inercia porque la vida es una y al final uno tiene que buscar ser feliz siempre"

Rosa pasa página, se ha citado con Isabel Arias en un café-librería. La sala está en la planta de arriba y se accede por una escalera metálica de peldaños abiertos, que dejan ver los libros de viajes. La autora es una apasionada de las librerías y los viajes. Su primer libro, nos lleva directamente a París. “Cuando volvamos a vernos” (Planeta 2024)

Cerca de cumplir los 40 años, Isabel decide mudarse a París. Necesita una nueva vida. Ha descubierto un doloroso secreto en el momento de quedarse viuda. La situación es cuanto menos dolorosa, doblemente dolorosa, primero pierdes a tu marido y además descubres que hay un secreto.

P—El arranque es potente, promete, es como que su vida ya solo puede ir a mejor.

R-Sí. Efectivamente arranca en un momento muy duro de la vida de la protagonista. Y bueno, pues es empezar a pasar páginas esperando que salga adelante y las cosas le vayan mejor.

Recupera los recuerdos de algo que fue maravilloso y esa necesidad de regresar.

P—Volver a París, le potenciaría las ganas de olvidar. Las ganas de vivir.

R—Sí, París ha sido siempre una ciudad muy especial para ella. La primera vez que la visitó siendo una niña, se enamoró de aquel lugar y pensó que viviría allí algún día y qué mejor oportunidad que después de haber pasado un trago tan amargo, empezar allí de nuevo, no hay mejor escenario posible.

P—¿Cómo es Diego?

R— Diego es un personaje inquietante al principio, una de esas personas que a veces te cruzas en la vida y como que se te para el corazón, no sé, hay una conexión inmediata, esto no pasa muchas veces en la vida .

P—La relación entre ellos no es continua. El amor estaba ahí, ese sí, ese no, ese ahora volvemos.

R—Sí, bueno, el amor siempre estuvo ahí, pero es verdad que a veces te reencuentras, con una gente que no pensaba volver a cruzarte.

P—¿Destino o azar, Isabel?

R—Me gusta pensar que destino, pero nunca se sabe la verdad.

P—Los libros y un ejemplar de Madame Bovary bajo el brazo. Ana, la otra mujer de Diego.

R—Sí, bueno, este es un aspecto de la vida de Diego que Isabel no conoció. Ella decide tomárselo de una manera peculiar, dirán algunos. No todo el mundo reaccionaría de la misma manera a un descubrimiento así, pero creo que ella opta por gestionarlo lo mejor posible teniendo en cuenta que no puedes hacer nada ante una situación así.

P—Hay muchas formas de gestionar el duelo. Viajar a un lugar al que fuiste feliz, una búsqueda y una huida, sin reparar que todo lo que has vivido se va contigo.

R—Sí, eso es verdad, uno realmente nunca puede huir de sí mismo y de lo que lleva adentro por muy lejos que se vaya. He oído decir que nunca se ha devolver a los sitios en los que se fue feliz. Yo no estoy para nada de acuerdo, creo que uno debe volver donde fue feliz porque al final es un lugar lleno de recuerdos bonitos y al final es verdad que no huyes, pero vas a un sitio que te genera sensaciones buenas porque tienes recuerdos buenos. Entonces es verdad que te llevas parte de la historia contigo, pero te quedas con la parte bonita.

P— Londres, vamos a otra ciudad. París y Londres son, supongo que para la autora, dos ciudades emblemáticas, en las que además de darnos un extenso recorrido por restaurantes, cafeterías, lugares muy visitados... ¿Hay algo más?

R—Sí, a mí me gusta. Yo me dedico en realidad a hacer guías de viaje. Inicié un proyecto hace tres años que se llamaba “Viajes de Libro”, precisamente, por hablar de los lugares de una forma distinta. Para mí París y Londres son desde luego dos lugares especiales que conozco muy bien y que me gusta descubrir no sólo lo típico y lo más emblemático, uno va a París y visita la Torre Eiffel o va a Londres y va al Big Ben, y demás, sino todas las historias que esconden.

Creo que en Europa en concreto tenemos una suerte inmensa que es que las ciudades están llenas de historia y de historias y, bueno pues he intentado que a través de esta historia y de sus personajes acercar al lector a un París y a un Londres efectivamente distintos. A ver la cara más amable, más curiosa de ambas ciudades.

P—Hablemos de las librerías, una parte muy importante en esta historia.

R—Soy una amante loca empedernida de las librerías, me encantan, o sea, no hay cosa que me guste más en el mundo y yo paso delante de una librería y tengo que entrar, es como un imán. Pero además creo que todos los lectores, todos los que amamos los libros y a los que nos gusta leer, las historias ambientadas en las librerías tienen un algo especial, un encanto especial.

Y no se me ocurriría mejor lugar para trasladar a la protagonista que a trabajar en una librería porque yo creo que también es un poco el sueño de todos los que amamos los libros.

P—Vamos a hablar de Isabel. Una mujer que está a punto de cumplir 40 años, que evidentemente la vida le ha dado un golpe muy duro, y lleva unos años viviendo con la inercia de la vida, dejándose llevar, y, de repente decide dar el salto, agarrarse a una oportunidad que se le presenta y trasladarse a la ciudad de sus sueños.

R—De niña, su sueño era vivir en París, su mejor amiga vive allí, con lo cual es un poquito más fácil y decide dejar un poco todo atrás e intentar ser feliz de nuevo porque bueno es joven evidentemente, tiene toda la vida por delante y busca nuevas ilusiones y lo consigue, claro.

P—Has hablado de los amigos, de tu amiga, esa familia que tú dijes, esa frase tan usada, pero que es verdad.

R—Es muy cierto. La amistad creo que es en esta novela y en mi vida desde luego tan importante como el amor. Si no quieres tener amistad, te puedes alejar de la persona sin problema, pero creo que es un pilar fundamental en la vida. Uno, el apoyo de los amigos en el día a día, pero sobre todo en situaciones duras, cuando tienes dudas, ¿a quién llamas? Pues a tus amigos y me encantan esas escenas en la novela que se juntan todos y ahí es como un bombardeo de ideas y celebran la vida.

P—¿Quién es el músico con la sonrisa más bonita del mundo? Un personaje que simboliza la alegría de vivir.

R—La libertad de poder elegir, la vida es una continua elección, se pone continuamente ante la tesitura de tener que elegir y por lo tanto renunciar, porque elegir al final es renunciar. Es verdad que si esto lo trasladamos al amor y muchas veces uno se ve entre distintos amores. Creo que en el amor y en la vida en general estamos permanentemente eligiendo. Siempre he creído que es mejor arriesgarse y que te salga mal, antes de quedarte con la duda.

P— ¿El amor es imperfecto?,

R—Yo no he creído nunca en el amor, porque creo que el amor rara vez es perfecto, siempre falla algo y no creo en estirar las relaciones por inercia creo que la vida es una y al final uno tiene que buscar ser feliz siempre. La felicidad se encuentra en arriesgarse a luchar por aquello que de verdad se quiere.

P—Volvemos al inicio, mudarnos a París para cambiar de vida. Si él no hubiera muerto, posiblemente ella habría continuado con esa vida, que no era la que quería.

R—Es cierto, esta parte de la novela, lo puedo decir, está completamente inspirada en mi vida y creo que lo he podido escribir así porque lo he vivido. Yo perdí a mi marido en 2020, nada más confinarnos. Él ya estaba enfermo previamente, o sea, no fue COVID, fue un cáncer de pulmón. Para nosotros París era una ciudad muy importante, habíamos viajado ahí un montón de veces, tenía un recuerdo maravilloso de esta ciudad con él, con más gente pero sobre todo con él.

Y, al poco de morir, a los cuatro meses, bueno cuando pudimos salir de España. Yo fui a París pensando que era una idea magnífica y que iba a vivir unos recuerdos maravillosos y cuando llegué pensé ¿por qué he venido aquí? madre mía lloraba por las calles, bueno fue el horror, pero es verdad que me duró uno o dos días y luego fue un sentimiento maravilloso. Fue la mejor idea que pude tener. Y a partir de ahí construí un poco la historia.

Pensé que Isabel podía hacer lo mismo y además quedarse allí. Yo no me quedé, me volví a Madrid, pero ella se quedó allí y consiguió volver a hacer de París un lugar feliz. Tendría ahí sus recuerdos desde luego con Diego, pero consiguió construir una nueva vida y es un canto al optimismo que yo también soy así. Siempre he sido muy optimista y he pensado que uno puede volver a empezar de nuevo.

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