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«Dormir pensando que vas a morir y despertar soprendida de no haberlo hecho. ¿Has vivido alguna situación así?»

«Dormir pensando que vas a morir y despertar soprendida de no haberlo hecho. ¿Has vivido alguna situación así?»

"La salamandra desnuda" Yves de Villegas (Planeta 2024)

domingo 28 de abril de 2024, 18:37h
"El origen de esta novela, fue el asombro que sufrí para bien y para mal durante mis años en Asia"

“Rosa pasa página” tiene el placer de difrutar de la comida japonesa, apropósito de la presentación del libro “ La Salamandra desnuda”. Yves de Villegas, debuta en novela para adultos con un thriller vertiginoso en el que Japón es el protagonista.

“En tres ocasiones la muerte rozó mi vida. Hoy es la cuarta vez que la muerte se presenta a mi lado y por fin parece que ha llegado su día de suerte. Alice solo recuerda que fue drogada. Despierta comprueba que está atada.

"Me llamo Alice, tengo treinta años y mi vida termina aquí” Un comienzo atractivo, fuerte y prometedor.

El autor reconoce que ha sentido la presencia de la muerte, más o menos cercana.

Sí, una de ellas en Asia, concretamente en Birmania, visitando los templos de Pagán, estuve a punto de pisar una serpiente en el suelo. La misma serpiente pasó cerca de la cara de mi guía.

No pareció preocuparle porque le veía muy feliz. Tuve que preguntarle porqué sonreía, si su vida había corrido peligro, y me contestó que haber estado a punto de morir y no morir, era una gran suerte, sobretodo porque seguía con vida.

Los asiáticos son extraordinariamente supersticiosos, japoneses, vietnamitas, indios, cada uno tiene sus propias supersticiones.

P.—Pero es verdad que lo que acabas de contar, recapacitas sobre lo cerca que has estado de la muerte. Eso, aparte de darte cuenta de la suerte que has tenido, ¿para qué más te sirve?

R.—Bueno, en general la gente que tiene episodios cercanos a la muerte suele replantearse su vida a continuación. Ya sea por una enfermedad, ya sea por un accidente o por la muerte de una persona cercana, nos damos cuenta que la vida es una sola, que hay que vivirla. El día a día se te va comiendo y cuando te quieres dar cuenta, pues ya llegas a una edad, la mía en este caso, y no por la presencia de la muerte, en que te preguntas qué es lo que he hecho en la vida.

En mi caso, además, el deseo de escribirme viene de muy lejos. Tuve que estudiar ingeniería, cuando me hubiera gustado dedicarme a las letras. Y, escribir esta novela ha sido un puñetazo en la mesa y decirme: es ahora o nunca.

P.—Vamos a hablar de Alice. ¿Qué hace una escocesa en un mundo tan oscuro?

R.—Alice se pregunta qué está haciendo allí, con unas circunstancias personales que no quiero destripar, pero podríamos decir que con una situación sentimental complicada. Y con una vida laboral no resuelta. Y cuando decide volverse a su casa en Escocia, se topa de pronto con una locomotora de emociones como es Yuriko, esa chica tatuada que rompe en su vida con esa fuerza tan extraordinaria y de la que se enamora instantáneamente.

P.—Yuriko se mete en el agua, tiene el cuerpo completamente tatuado. Esa atracción que ejerce sobre Alice nada más verla, posiblemente, quizá se fije más en el tatuaje que en quién lo porta, quizá sea la primera atracción que tiene. Luego, el agua, muy importante en la cultura japonesa. Y por último, los Yakuza.

R.—Bueno, efectivamente, si tú ves ahora a una persona tatuada todo el cuerpo, aquí en España simplemente impresiona. Pero en Japón tiene un segundo significado, que es que prácticamente solo los Yakuza, se tatúan para identificarse entre ellos y contra la sociedad. Además la gente que está tatuada no puede entrar en los baños públicos en general, no puede entrar en determinados clubs de golf, en hoteles, es decir, es un signo negativo entre comillas en esa sociedad.

Cuando conoce a Yuriko la primera sensación es la de peligro. La segunda es que en la cultura japonesa el tocarse, la cercanía, incluso el diálogo en un primer momento es absolutamente inusual. Por lo tanto, si una chica tiene tatuajes por todo el cuerpo y además te habla directamente y de forma hasta cierto punto personal, sorprende enormemente.

P.—No todo el mundo puede tatuarse, lo que acabas de decir y además se tatúa a la antigua usanza. Lo cual es como... esto que me van a tatuar tiene el doble de valor, voy a decir: “He sufrido muchísimo por ello”

R.—El tatuaje Tebori, que es esta técnica japonesa muy dolorosa de tatuarse primero con puntas de bambú, ahora con una aguja puesta al final de una varilla, es muchísimo más dolorosa que las que hacen ahora con máquina y los Yakuza presumían de soportar el dolor haciéndoselo además por todo el cuerpo.

Cuidado, por todo el cuerpo, no debe jamás sobrepasar los puños de la camisa, ni los del cuello para que no se los pueda reconocer en el día a día porque si no les reconocerían como mafiosos porque repito no es como en Europa es un signo de pertenecer a la Yakuza.

P.—Por lo tanto Yakuza es una mafia.

R.—Bueno es la mafia japonesa que está compuesta por muy diferentes familias a lo largo del país que muchas veces entran en guerra entre sí y es un signo de honor, sí, claro.

P.—Nacer en una familia muy tradicional y tener un futuro ya predestinado y por supuesto revelarte.

R.—Sí, bueno, eso no ocurre solamente en Japón, ocurre en muchas culturas, incluida la nuestra, también depende de la familia en la que nazcas. Es algo que he querido resaltar en la novela, cómo el condicionamiento familiar social en Japón es fortísimo, no hay más que ver las fabulosas películas que hay sobre la parte académica de los estudiantes de Corea, de China o de Japón que se suicidan por la presión familiar, la presión social, por llegar, por ocupar ese papel en la sociedad que te exigen el papel de la mujer también en Japón, que a pesar de ser un país muy moderno está todavía lejos todavía de de las condiciones que existen en Europa y que cada día van avanzando poco a poco, aunque también en Japón, tampoco hay que pensar que están anclados en el pasado.

Pero el papel de la mujer ahí cambia y en una familia además con dinero, porque cuando no hay dinero, pues no hay tantas obligaciones.

P.—“La salamandra desnuda”, nos adentramos un poquito en ese Japón, lo que puedas contar.

R.—“La salamandra desnuda”, para empezar, nace del asombro que sufrí, para bien y para mal al vivir durante esos años en Asia en general. Tanto en China, como en Vietnam, como en la India, Japón, todos son países muy distintos entre sí, muy distintos.

Y Japón es para mí el más marciano, entre comillas, el que tiene tantas capas de cebolla para el europeo, para el occidental, que intentar comprenderlo es absolutamente imposible y ya puedes pasar ahí muchos años que cuesta, ya puedes casarte con un japonés o una japonesa que cuesta mucho comprenderlo. Entonces el libro nace de ese asombro que desde mis primeros viajes me provocó expresarlo de alguna manera y desde hace muchos años que tengo ganas de escribir una novela sobre esto.

He querido también que no fuese solamente un libro académico sobre las diferencias culturales. He querido añadir thriller, he querido añadir una parte de erotismo.

P.—Mucha. ¿Por qué?

R.— Mucha, sí. Me lo pedía la escritura. De hecho, el origen de la novela no era en absoluto... Era un chico, el protagonista y en una situación completamente distinta que le salva la vida a un niño y tal, pero poco a poco aunque sea muy manido y lo dicen muchos escritores que es verdad, empiezas a escribir y la novela de forma orgánica te va llevando por unos sitios que a las 9 de la mañana empiezas a escribir y quieres ir a un sitio y te juro que a las 12 del mediodía estoy en otro completamente distinto. Y efectivamente, una parte erótica que no estaba prevista al principio y que surgió.

P.—¿Pero el erotismo, no te parece que va intrínseco en esta cultura japonesa?

R.—El erotismo va intrínseco en todas las culturas y es algo que me gustaría recalcar. En la cultura occidental es cierto que está más tapado, más constreñido. Sin embargo se sabe más, porque la cultura japonesa, tanto en la pintura como en la literatura, la expresión del desnudo y de las relaciones sexuales es mucho más explícito que en nuestra cultura occidental. Es verdad que esto está cambiando en nuestra generación.

En la generación de mis padres no era tan evidente. Pero es cierto que, aunque con muchos matices, que en Asia el culto del hedonismo al cuerpo, los masajes, la filosofía del agua, del cuidarse, precisamente en culturas que trabajan mucho más duro que nosotros. Chinos, japoneses, coreanos trabajan una dureza con lo cual necesitan más que nosotros ese regocijo del cuerpo que nuestra cultura judío cristiana tiene a veces debajo de la alfombra.

La práctica de los masajes por ejemplo, que es algo que sorprende mucho cuando pasas mucho tiempo en Asia, te das cuenta que por una parte viene cargado de erotismo y por otra parte viene cargado de salud. Hay padres e hijos en China por ejemplo los padres masajean a los hijos, los hijos a los padres los japoneses se bañan, cuando llega el padre del trabajo en Japón en los Ofuros que son las grandes bañeras que tienen en sus propias casas los padres se bañan con los hijos, es el lugar de encuentro después del trabajo. La desnudez del cuerpo no tiene el tabú que tiene en Occidente y por otra parte me parece más sana en ese sentido porque aquí tenemos muchos tabúes impuestos.

P.—Vamos con la parte del thriller, ahí tenemos que andar de puntillas. Alice piensa que va a morir, que es la cuarta vez que va a morir. Pero esta vez de verdad.

R.—Ella se despierta y tiene la sensación de que tiene un techo encima, de que no puede respirar. Está metida como en una cápsula, está encapsulada, pero de repente se da cuenta que sí que está viva.

Seguramente te habrás despertado de alguna anestesia en algún momento de tu vida. Despertarte de una anestesia es algo que yo quería reflejar en el sentido de que cuando te duermen dices, bueno, podría morir, ¿no?, porque ocurre. Y cuando despiertas tienes por una parte la alegría de despertar y por otra el amodorramiento. Entonces Alice efectivamente se encuentra en esta situación en la que duerme pensando que va a morir y despierta sorprendida de no haberlo hecho. Y el porqué es uno de los nudos que efectivamente no podemos desvelar.


La entrevista no ha terminado. Hay mucho y muy interesante en ella. Puedes seguirla en Spotify y Youtube.

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