"Personajes como Jotadé, para las tramas policiales, aportar cosas personales que las compliquen, que las enreden, que le saquen punta, me parece positivo"
La entrevista con Santiago Díaz, siempre es una charla muy agradable, de un hombre empático, sonríe tanto que los ojos se le hacen pequeños. Me advierte antes de empezar que tiene que frenarse en las respuestas porque no tiene medida y me puede contar, contarnos toda la novela. Una que empieza dice "muy fuertecita". Jotadé es un personaje que vamos a ir conociendo, y en el que he creido ver en numerosas ocasiones a Santiago Díaz.
“Es una calurosa noche de julio en Madrid cuando dos hombres son destripados y lanzados al vacío desde un puente de la M30. Tan pronto las sogas que tiene alrededor del cuello se tensan con un golpe seco, las tripas salen despedidas de sus cuerpos por la incisión del vientre y las de uno de ellos va a parar al interior de un coche descapotable, bañando a las tres jóvenes en vísceras y sangre. El volantazo hace que el coche rebote violentamente sobre la mediana y se precipite al río Manzanares”
P.—No destripo nada con la introducción, porque esto está en la sinopsis y porque prácticamente empezamos el libro así, y yo me quedo sobrecogida.
R.—Es algo impactante, sí. Empiezo con un asesinato. Y creo que todas mis novelas empiezan fuertecitas. Porque es una manera de llamar la atención y poner las cosas claras de primeras. Aunque según avanza, te das cuenta de que no se trata sólo de vísceras, ni asesinatos, ni violencia. Hay tramas de amistad, románticas, de investigación, desde luego, pero me parece que es una manera de presentar las bases, es decir, siéntate, ponte cómodo, que viene fuerte, que vienen curvas.
P.—¿Las casualidades existen?
R.—Totalmente. Las casualidades en la ficción mucha gente las cuestiona. Lo que pasa es que en la vida real las casualidades están a la orden del día. Y hay que masticarlas un poquito más en la ficción, pero claro que existen.
P.—Hablamos de Jotadé, lo creaste en Indira, en ese momento ¿ya tenías pensado que se acababa con la saga o que lo ibas a rescatar?
R.—Jotadé, es un personaje que me hacía falta, necesitaba un nuevo policía en el equipo de Indira. Y en esta nueva saga que Jotadé inicia, hay más personajes heredados de Indira que empiezan desde cero. Por cierto una saga nueva, en la que no necesitas haber leído las novelas anteriores.
Sucedió, que un policía del equipo de Indira desapareció, y necesitaba uno nuevo que lo sustituyese. Y a la hora de crear el personaje, pensé que el mundo gitano siempre me ha encantado, me ha llamado muchísimo la atención por tradiciones, por cosas.
Entonces me planteé crear un personaje gitano. Y cuando empecé a explorar, a crear su identidad, me di cuenta de que tenía todo para funcionar. O sea, es un inadaptado igual que Indira, aunque son totalmente contrarios porque uno es muy “echapalante”, todo el mundo se ríe con él, todo el mundo tal, y a Indira nadie la quería ver. Pero son inadaptados los dos porque Jotadé en la comisaría nadie se fía de él.
Es la oveja negra. Porque es gitano. Y en su comunidad le pasa lo mismo. Y ese nadar entre los mundos, hace que sea inadaptado.
Me gustaba mucho, porque creo que para las tramas policiales aportarn cosas personales que las complican, que las enredan, que le saquen punta a muchas cosas, me parece positivo. Eso por una parte y después por otra que su propia personalidad, su propia manera de expresarse, lo palabrotero que es, lo mal hablado, lo irreverente, pues me hacía mucha gracia, ojo sin ser un personaje cómico.
Es un personaje con muchas aristas que cuesta escribirlo.
P.—¿Dirías que es un antihéroe o un héroe?
R.—Depende cómo lo mires. Es el antihéroe por excelencia, porque no hace las cosas que debería, pero con una motivación buena. Él nunca hace nada por su propio interés. Si hace algo malo es por interés de los demás. Si encubre algo es porque considera justo y quiere proteger a quien lo ha hecho.
Si roba, o si se lleva algo que no es suyo no es para comprarse un Cadillac nuevo. Es porque es un buen tío.
Pero después es un héroe, es una especie de Robin Hood.
P.—Lola es una gitana fuerte, con un corazón duro, y blando. Bueno, es su exmujer.
R.—Lola es la exmujer de Jotadé, la madre de su hijo, Joel, que tiene 14-15 años, y llevan separados unos cinco años aproximadamente, y lo que me llama la atención de esta historia es que no se separaron por amor, ni han dejado de amarse. Pero Lola lo quiere lejos, porque lo que ella no soportaba, ni soporta actualmente, por eso hay muchas rencillas entre ellos, es recibir la llamada que le diga que por su inconsciencia,que le han matado. Y prefiere cuando esa llamada ocurra tener lo menos posible con él. Y sabe que va a ocurrir porque no es un policía normal.
Y Lola es quien le ancla al suelo, a la realidad. Le pone las cosas claras.
Y a mí me hace mucha gracia la relación de Jotadé con Lola, porque cuando está ella, él pone el freno porque ella le pone firme, le ,dice las cositas claras y le hace pensar muchas veces.
P.—Volvemos a la escena del principio. ¿Es un ajuste de cuentas?
R.—Sí, es un ajuste de cuentas. Llevan a dos hombres a un puente de la M30, les hacen una incisión en el vientre, y los ahorcan, los tiran para destriparlos, y las tripas caen encima de un descapotable en el que viajan tres chicas y se sale de la carretera ,y muere una de ellas, que es la hija del comisario.
Un ajuste de cuentas, se sospecha quién ha sido pero no hay pruebas.
Jotadé, tiene que tirar de sus contactos, y le vamos a ver moverse en su salsa.

P.—¿A quién más te traes de Indira?
R.—Me traigo a Iván Moreno, que ha cambiado de vida. Iván Moreno era la pareja de Indira y el padre de su hija, de Alba, a James, que es el niño colombiano que adoptan al final de Indira, y él después de lo sucedido en la trilogía decide retirarse, se va al pueblo con la abuela Carmen, que es la madre de Indira, y viven allí más o menos felices. Con su ex-suegra, que es un personaje que me encanta.
Iván es un personaje roto, pero encuentra nuevas ilusiones que es la alcaldía del pueblo, pero se cruza con él también un asesinato, porque en mis novelas hay en todos lados asesinatos.
Luego Alba y James me hacen mucha gracia los dos, porque Alba es muy curiosa, en Indira tenía tres años, y no paraba de hablar, y James es un chico con un ligero retraso, colombiano, pero que hacen una pareja también los dos cómica.
Y después hay otro personaje que tiene mucha más importancia que es Lucía Navarro que está en la cárcel, cometió un doble homicidio, y está pagando por ello.
En la cárcel lleva una vida ordenada, equilibrada, está estudiando, pero está sufriendo también porque debido a la naturaleza de sus crímenes, la sociedad en general y su familia en particular la da en la espalda.
P.—¿Qué crees que hace mal la sociedad para que un chaval sea capaz de matar a su padre o a su madre?
R.—No soy de los de criticar la violencia que se ve en videojuegos, la violencia que se ve en películas o en series y tal. Yo no sé hasta qué punto, ni tengo una opinión formada al respecto de si eso influye en la violencia, pero lo que sí hay es un poco de desapego con los hijos. Mis amigos, que todos tienen hijos, muchas veces me doy cuenta de que algunos prácticamente no los ven porque se van a trabajar tanto el padre, como la madre y de la educación de los hijos muchas veces se encarga una chica que los cuida o quien sea. Entonces hay un desapego.
P.—Pero cuando un chico o chica es conflictivo, los encierran en un centro de menores y quizás esa no sea la solución.
R.—Hay que ver la naturaleza de los chicos. Porque muchas veces chicos conflictivos que se meten en un lío pero su naturaleza no es mala de por sí, pero que se ha metido en lío por el ambiente en el que se mueven, o por otras muchas cosas, pero su fondo no es de maldad, y hay que intentar reconducirlos de alguna manera y muchas veces las propias familias no pueden hacerlo y hay que llevarlos a un sitio donde sean más especializados. Pero es que después, tanto en chicos como en adultos, hay gente con un fondo de maldad. Y entonces ahí es cuando tenemos el problema.
Es como la prisión permanente revisable, que hay gente que sale y sabes que van a volver hacer lo mismo. Gente como digo con un fondo complicado.
P.—Fondo complicado y aprovecho para hablar de la familia Garza. No dejas títeres con cabeza.
R.—A nadie le sorprende que una de mis series de referencia son: Lo Soprano. Me encanta, es la serie que he visto infinidad de veces, porque me encanta ese ambiente, esos bajos fondos, que yo siempre me he sentido rarito de pequeño porque me gustan los bajos fondos, los asesinatos y tal, y después ya cuando descubrí a Stephen King, me quedé tranquilo porque ví que había más gente como yo.
«...Y quería hacer un homenaje a Los Sopranos en el sentido de una familia dedicada a todo tipo de negocios ilegales con una organización muy marcada por Hilario Garza que es el padre, como Tony Soprano, y quería meter esa familia aquí, y contar un poquito y un personaje que es la hija de Hilario que para mí ocurre muchas veces en la vida real con algún caso que yo me sé, cada vez que los nombres se metían encima de mucha gente…»
P.—¿La ley del talión, también te interesa?.
R.—Me interesa mucho, ya de hecho, desde mi primera novela, que se haga justicia de leyes, de juicios y tal. Lo que pasa es que, y cuando no sale bien, lo único que podemos hacer es ir a protestar a las calles. Pero en la ficción, yo creo que todos esperamos que la gente tome la justicia por su mano.
Rosa, si yo a ti te pregunto, ¿estás a favor de la pena de muerte? No lo sé, pero seguramente me dirás no. Pero si yo te digo un libro ¿tú estás a favor de que el protagonista se cargue al malo? Tú vas a decir: sí. Es una pena de muerte al fin y al cabo.
Pero estamos en el mundo de la ficción. Yo creo que eso es lo que esperamos como lectores. Que nos den un poco de chicha, de ficción y de justicia. Y la justicia de un thriller es a base de muertos. La astucia del autor es posicionarse, no es totalmente este caso, pero ya que estamos hablando un poco en general, de parte de ese asesino, hacerle bueno, hacerle malo, de tal forma que el lector diga, bueno, lo ha hecho por esto.
Me gusta mucho interpelar a los lectores, sobre qué harían en las mismas situaciones.
P.—¿Qué tipo de asesino eres?
R.—No me lo había planteado, la verdad. No soy una persona violenta, con lo cual yo asesinaría a la chita callando.
P.—Vale, pero no es lo que muestras en las novelas.
R.— No, claro, a ver, en las novelas yo me dejo llevar y me encanta la sangre, me encanta todo, pero después soy un tipo tranquilo.
P.—O sea que matarías, sin que se notase. Porque los hombres matan más cuerpo a cuerpo, y las mujeres envenenando para no dejar rastro.
R.—Entonces creo que ahí tengo una parte de mujer.

P.—¿Vamos a tener a más Jotadé?
R.—Sí, está planteado como tres novelas totalmente independientes. Tengo un ganchito para la siguiente, qué es lo que te voy a contar, pero la historia comienza y termina en la propia novela.
Ya estoy escribiendo la segunda, me la estoy pasando muy bien también. Y bueno, ahora ya empezó la promo de Jotadé, se me complica un poquito más la vida para estar en casa y trabajar, pero para el año que viene, si va todo bien, saldrá el segundo y habrá un tercero que ya estoy empezando a pensar y a madurar…Y después ya veremos, al igual que Indira me parece que los personajes tienen una vida, tienen un recorrido y que tratar de continuar con ellos, de alargarlo a mí me parece que me gusta más que alguien me diga hecho de menos a Indira, que un día me digan la he hecho de más. Ya no me apetece leer más a Indira. Me gusta mucho eso. Mi intención inicial es que JD sean tres, pero eso no quita que pudiera ser más dependiendo del recorrido del personaje.
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Entrevista: Rosa Sánchez de la Vega
Editor de sonido e imagen: Manuel Muñoz